«Existe una opinión más discreta que la del hombre de mayor talento, y es la del público.«
Y opino que esa opinión tan discreta acaba siendo, por fuerza mayoritaria, la que tiene la razón y la última palabra y es la de los ciudadanos bien instruidos.
En este mes que se cumplen 6 años desde que empecé a trabajar para el Monárquico, nunca le estaré lo suficientemente agradecido al antiguo Presidente Don Francisco Rodríguez Aguado que me diera esta oportunidad, he podido aportar a todos ustedes, mis amados lectores, historias y opiniones y creo que en estos tiempos que vivimos, debemos de ser más defensores que nunca del pensamiento libre y tener suficiente opinión, con mayor talento como dice Madame de Staël, frente a quienes carecen de este. Con talento se llega lejos y con talento se puede deshacer un error y reparar un desastre como el que el Sanchismo ha dejado en este país. No veo más que a una especie de Leviatán en Sánchez que usa sus téntaculos para agarrar toda oportunidad que se le presenta para quedar como salvador del mundo, pero en el fondo solo le importan tres cosas. El voto, el voto y el voto. Ahora busca ganar el apoyo de la población joven usando la tragedia de Palestina como excusa para apuntarse otro plus más. Es inadmisable y hasta rastrero usar el dolor de un pueblo entero para ganar una campaña. Mi opinión es esa. Bien sabemos que a Sánchez poco le importa el dolor de los palestinos, pero su talento de oportunista es bien sabido, pero solo aquellos que lo vemos y que somos gente de mundo y podemos ver la otra cara de la moneda.
Sin embargo poco le importó vender el Sáhara a Marruecos, usando esa excusa del estatuto de autonomía marroquí que debía tener la nación Saharaui, que languidece en el desierto y en los campamentos de Argelia mientras la satrapía de Rabat sigue abusando de su autoridad. ¿Importa más Palestina que el Sáhara? ¿Acaso en el fondo no son un mismo pueblo sufriendo el mismo calvario?
Así es el talento de los mediocres y los autócratas. Lamentable. Más la opinión ciudadana con inteligencia, seguirá opinando que cuanto más quiera escalar nuestro presidente y más crezca su narcisismo, perfumado en fragancia de soberbia, más doble será la caída. Y si su talento de tener controlados a sus socios le da fuerza de confianza, entonces sufre como Tiresias, que al descubrir a Atenea bañándose fue castigado con la ceguera. Con la diferencia que Tiresias era adivino y hombre sabio y Sánchez lamentablemente no lo es y ese control se le va a escapar de las manos sin que sea capaz de verlo a tiempo.
