La culpa fue del cha, cha, cha

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Foto de Jaime Urrutia Jaime Urrutia © De El Pantera-Trabajo propio, CC BY-SA 4.0

El título de esta tribuna coincide con el de una canción muy exitosa de Gabinete Caligari, uno de los grupos que arrasaban en la música española hace ya unos años. Cuenta la canción la historia de un tórrido ligue, no queda claro si veraniego, aunque sí su fugacidad, en el que el culpable de todo parece ser el Cha, cha, cha. Su letra, con evidentes connotaciones taurinas, haría que hoy, tiempo más dado a la cultura bovina amparada por las sacrosantas redes, fuese condenada al fracaso desde los primeros acordes del guitarrista, incluso antes de que Jaime Urrutia abriese la boca.

A mí me vino la canción al entrar esta mañana al coche y encontrarme, desafortunadamente, con una sintonía equivocada en la radio que, en lugar del habitual rock and roll, me puso en directo al doctor Sánchez, nuestro presidente de gobierno. Estaba el solista, como el Urrutia de entonces, justificándose en los dimes y diretes del señor Simón, el portavoz del virus, de tal modo y forma que, en sólo un minuto, llegó a mentarlo cuatro veces. Diríase que todo lo pasado, y lo que pueda pasar, con el dichoso bicho sea debido, en cierta forma, a lo que dice el mentado vocero.

Después de este inicio preventivo entró el presidente del gobierno en la fase de reparto de responsabilidades, centrando la atención en las capacidades de nuestro estado semifederal y, por lo tanto, en las competencias de los jefes de gobierno autonómico y su posibilidad de declarar el estado de alarma; cosa que si no hacen es, obviamente, porque no les da la gana. La que viene es cosa de ellos, que lo sepan.

Para templar un poco las gaitas, expresión que puede rememorar el uso de lavativas para alivio intestinal o simplemente contemplaciones con terceros para evitar contrariarlos, nuestro locuaz -cuando quiere- dirigente, ofreció el consuelo de 2000 rastreadores formados por y dentro del Ejército y que estarán a disposición de las Comunidades autónomas -habrá que ver quién los solicita- con el fin de ayudarles en sus responsabilidades en relación con el covid-19.

A mí, que me puede mi pasado, esto de repartir las culpas, o las responsabilidades, como ustedes prefieran, me produce grima en lo físico y profundo rechazo en lo moral, pues me enseñaron que la responsabilidad del mando no se comparte, aunque ahora, con estas modernidades, puede que acabe siendo cosa de crowdfunding, palabro inglés muy de moda y que sirve para expresar el  reparto de los costes entre muchos, vamos, igualito que el covid, cuyos costes y consecuencias nos repartiremos entre todos, no lo duden.  

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