La llama de la esperanza, eso era el Simurgh, la esperanza de resurgir de sus cenizas. En el Imperio Persa el Simurgh era el equivalente al Fénix, portador de la llama y el renacimiento y la benevolencia, ayudando además al mítico héroe persa Rostam del Shahnameh o libro de los Reyes en su lucha contra el mal. Luego se convirtió oficialmente en el símbolo de los Shahs Sasánidas y en emblema iraní hasta la revolución.
Me encuentro hoy con Arad, residente iraní en España. Su historia, como la de tantos otros jóvenes que han tenido que abandonar su país empezó en Teherán y de momento ha hecho pausa en España, porque su mayor deseo es regresar a casa una vez que el régimen de Jomeini haya caído.
Muchas gracias por acceder a la entrevista. Quisiera que empezara hablando un poco de usted ¿Cómo es ser iraní viviendo lejos de su tierra y su cultura?
Primero quiero agradecerle por invitarme a esta entrevista. Me llamo Arad, tengo 33 años y llevo casi 6 años viviendo en España cómo refugiado. Pues ser iraní lejos de Irán no es algo difícil para la mayoría de nosotros, los iraníes. Como el pueblo de Irán es muy abierto y flexible frente a otras culturas nos adaptamos fácilmente a la cultura de otras partes del mundo, por lo tanto, yo también soy así. A pesar de todas las diferencias culturales entre España e Irán me he adaptado bien a la cultura de la sociedad de aquí, aunque como digo siempre, al contrario de lo que la gente piensa, nuestras similitudes son más que nuestras diferencias, entonces en respuesta a su pregunta, debo decir que ser iraní fuera de Irán no es difícil, pero empezar una nueva vida de cero lejos de tu familia y tu casa nunca es fácil y lo hice tres veces. Una vez en Irán, otra en Turquía y luego en España.
¿Cómo era su infancia en Irán? ¿Recuerda oír en su casa criticar al régimen?
Pues mi infancia como la de muchos estuvo llena de desafíos, pero también de buenos recuerdos en compañía de mi familia. Una familia de la que lamentablemente y por obligación, llevo casi 11 años separado y la crítica en Irán contra el régimen forma parte de la cultura y la vida cotidiana del pueblo iraní y mi familia tampoco ha sido la excepción.
¿Cuándo empezó su lucha política contra el Líder Supremo?
Cuando tenía 17 años, por mis actividades políticas contra el régimen islámico me arrestaron, me torturaron y me llevaron ante tribunales. Luego me prohibieron trabajar en mi país y tras varias amenazas tuve que salir de Irán. Me fui a Turquía, donde viví durante 5 años y experimenté los días más difíciles de mi vida. Finalmente fui trasladado legalmente a España a través de las Naciones Unidas.
¿Recuerda las manifestaciones de 1999 y 2009?
Las grandes manifestaciones que empezaron en 1999 por estudiantes universitarios fue debido a un proyecto de ley que buscaba restringir la libertad de prensa. En ese momento yo tenía 7 años y mis recuerdos son las cosas que escuchaba de la gente en los taxis, en los autobuses y en las escuelas, ya que los medios del régimen censuraban los medios de comunicación de manera severa. En 2009 a raíz del fraude electoral organizado por el régimen, comenzaron las protestas callejeras más grandes en la historia de Irán, con la participación de cinco millones de personas solo en Teherán. En aquella época no existían las redes sociales como hoy y las noticias llegaban a través de canales y satélites que los iraníes organizaban en el exilio para los que vivíamos dentro. Toda la televisión nacional está bajo control del régimen, así que no se transmite nada en su contra y nosotros no teníamos receptor de satélite en casa porque unos meses antes yo había sido arrestado. Cuando los agentes de seguridad entraron en nuestra casa se llevaron nuestro receptor satelital junto con otras pertenencias. Yo escuchaba las noticias por la radio, pese a estar limitadas. Esta manifestación fue reprimida y dejó un gran número de muertos, pero una vez más el mundo respondió con silencio y aunque no logramos derrocar al régimen, después de eso, hubo otras protestas masivas en los años 2017, 2019 y 2022 que también fueron brutalmente reprimidas. El mundo no solo nos ignoró una vez más, dejándonos morir, sino que además envió miles de millones de dólares y armas en ayuda al régimen bajo pretexto. Me dirijo especialmente a los países europeos como Francia, Italia y Alemania así como a Estados Unidos, que jugaron un papel clave tanto en la represión del pueblo iraní como en la supervivencia del régimen mediante apoyo político, económico y técnico. Uno de esos apoyos fue el envío de grupos de represión desde Italia y Francia y cuya noticia fue reportada por el Canal FRANCE 24 pero esta fue eliminada, aunque tengo una parte de ese vídeo en mi instagram. Y el pueblo iraní sabe que Europa y Estados Unidos no quieren la caída del régimen, por el contrario, se le blindan muchas ayudas. Prefieren un Irán débil y por eso no quieren que caiga la dictadura.
¿Se vio afectada su familia por la revolución islámica?
Al igual que muchas familias la mía se vio afectada por la revolución. Hablamos de dos Irán prácticamente diferentes, el de antes de la revolución y el de después. Irán antes de la revolución era Irán, es decir, el gobierno representaba verdaderamente al país, su cultura y su civilización, pero quienes gobiernan hoy en Irán no representan en absoluto al pueblo ni a su cultura. Claramente han intentado siempre convertir al país en un país árabe y de eliminar todo lo que represente a Irán, simplemente no reconocen la identidad iraní. Es importante que sepan que ellos tienen un problema con la palabra nación. Quieren remplazarla por la omat, eso significa todos los musulmanes juntos sin importar las fronteras. Quieren que los iraníes olviden y dejen de lado su identidad persa para unirse a la omat islámica, al mundo musulmán, algo que no ha ocurrido ni ocurrirá jamás. Es la lucha de la identidad persa contra la invasión islámica, una guerra histórica que empezó hace 1.400 años con la invasión musulmana y el genocidio persa que continúa hasta hoy. Estamos en la última batalla de esta lucha similar a lo que ocurrió en España. España logró expulsar a los musulmanes hace 500 años pero nosotros aún no hemos tenido éxito, pero sin embargo sucederá pronto. Lo que logró preservar la cultura e identidad persa fue el idioma persa y las festividades tradicionales. Cuando los musulmanes invadieron el país, el idioma persa fue perseguido y prohibido durante 200 años y te decapitaban si lo hablabas, pero lo preservamos. Pero esto volvió a ocurrir con la revolución islámica en 1979, querían prohibir el persa y remplazarlo por el árabe sin lograrlo, pero en 46 años ha reemplazado elementos de nuestra identidad. Las leyes, los nombres de las calles, incluso la bandera del país que era el León y el Sol y los días festivos del calendario, incluso destruyeron lugares arqueológicos de importancia y monumentos históricos. Es interesante ver que a lo largo de 1.400 años muchos de los festivales anuales iraníes, había un total de 62, desaparecieron, pero otros como el Nowruz, la Yalda y otros permanecen vivos después de milenios. Y esas festividades se han convertido en armas de lucha contra el régimen y otras están resurgiendo, estamos ante un renacimiento iraní.
(Continuará en la segunda parte)
