Con el palo de una escoba
y una puerta de madera
mi padre en Nochebuena
armaba la Marimorena.
Los niños a su alrededor
cantábamos villancicos,
que él mismo escribía,
y con el roce de la escoba
sobre la puerta de madera
mi padre construía una zambomba
y no había otra que la igualara.
Después repartía el aguinaldo,
que a los niños alegraba,
y a los mayores obsequiaba
con las tradicionales viandas.
Mi casa se llenaba
de mayores y pequeños
y todos cantábamos contentos
hasta pasar la madrugada.
Mi madre se quejaba, de ver
tanto alboroto y destrozo
pues al final de las fiestas
le tocaba arreglar la puerta.
¡Qué noches aquellas…!,
Aquellas “Nochebuenas”
en las que mi padre armaba,
con una escoba y una puerta….
… LA MARIMORENA.
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