Esta primavera aciaga,
esta primavera adversa,
necesita cabalgadas
de esperanza y fortaleza.
Esas manos que se tienden
sin importar la respuesta,
ese calor que se siente
aun sin abrir ¡tantas puertas!
Porque todos somos uno,
porque la vida es entrega,
lo diremos con orgullo,
con el alma, sin reservas;
y transcurrirán los meses
y habrá otras primaveras;
y recordaré las veces
que me hizo llorar ésta.
Las lágrimas son la fuente,
que junta dolor y dicha,
rogaré seamos valientes
y oscura tristeza extingan.
Tal como nuestras dolencias,
las que los días disipan
llenándonos de impaciencia
mientras buscamos salida.
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