Lord Jim y la tempestad

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Para los cinéfilos Lord Jim es el título de una película de mitad de los 60 que protagoniza Peter O’toole, ya famoso por su Lawrence de Arabia. La cinta está basada en una gran novela de Joseph Conrad, el de Nostromo y, sobre todo, el de En el corazón de las tinieblas, el durísimo relato que inspira la tenebrosa y terrible parte final de Apocalipsis Now, el famosísimo trabajo de Francis Ford Coppola.

Lord Jim cuenta la historia de un joven oficial de la marina mercante que, en medio de una tempestad y con una vía de agua, abandona, junto al resto de la tripulación, el barco y el pasaje de peregrinos a la Meca que tenían bajo su responsabilidad. Eso sucede al principio de la historia y el resto es todo un camino de remordimientos y esfuerzo por expiar la culpa mediante una vida de entrega a los demás. 

A mí me ha venido Lord Jim a la memoria porque, en medio de la profunda tempestad en la que nos encontramos, un huracán de tipo medio que para el otoño amenaza con superar la categoría máxima de Saffir-Simpson, nuestro capitán y tripulación se han ido de vacaciones. No hay nadie en Madrid, en el puente de mando, ni gobierno ni oposición; todos a una, como Fuente Ovejuna, se han ido de vacaciones, sin mirar atrás, sin una frase de alivio o esperanza para los afligidos que se quedan en los camarotes y bodegas.    

Con el fin del estado de alarma la responsabilidad se traspasó a los gobierninos autonómicos, lo que ha servido para poner en evidencia, si aún hacía falta, que la falta de la enseñanza de la historia patria en nuestro –¿nuestros?- sistema educativo nos lleva a replicar sin ningún pudor aquel estado de taifas que tan mal resultado le diera a la España musulmana. Vemos, curiosamente, que aquellos que más reclamo hacen a sus peculiaridades históricas, vieja corona de Aragón, viejo reino de Navarra y Provincias vascongadas, llevan a toda la nación a recibir la tarjeta de apestados en el resto de Europa. 

La tripulación del Patna, así se llamaba el barco, acaba enjuiciada y castigada, pero en nuestro caso el asunto no parece tan claro. A Trump lo llevan a juicio en noviembre sus electores pero en España no hay tal previsión por el momento lo que hace que, previsiblemente y gracias al también desaparecido cuarto poder, para cuando llegue el momento de tal supuesto juicio, otros elementos más actuales harán que los muertos y el desastre económico no sean tan importantes.

Mientras tanto, el consumo de las familias se contrae a pasos acelerados, con la misma velocidad que crece el ahorro, lo que da cuenta inmediata del sentir de la ciudadanía; viene una muy gorda y los del puente se han ido con Lord Jim.