Se preguntaba el Wall Street Journal la semana pasada si cantaría el canario de Maduro enjaulado en Cabo Verde, y es que, desde hace unos meses, se encuentra retenido en esa isla Alex Saab, una especie de resolvedor e intermediario de todo tipo de asuntos oscuros del régimen bolivariano, algo que le ha convertido en multimillonario por el camino. Para su desgracia ese trayecto pasaba por un aeropuerto de Cabo Verde donde una orden de detención internacional cursada oportunamente por los Estados Unidos, donde había sido condenado previamente por lavado de dinero, le mantiene bajo arresto esperando la extradición.
La historia dura ya varios meses y el pasado viernes el régimen venezolano ha lanzado una última andanada de presiones sobre el gobierno caboverdiano ante la inmediatez del final del plazo, agotados todos los recursos judiciales, para su entrega a los USA estos próximos días; y es que nuestro inabarcable –por las múltiples y sorprendentes facetas de su periplo personal- exjuez Garzón es el jefe del equipo de abogados que ha intentado, infructuosamente al parecer, parar el destino carcelario de Alex Saab; para el que las cosas deben pintar muy mal puesto que su joven esposa, de nacionalidad francesa y también buscada por la justicia de su país, ha puesto pies en polvorosa desde Caracas y se ha instalado en Moscú, donde, es de suponer, debe contar con más recursos y seguridad de todo tipo.
Garzón es posible que, aunque no logre la libertad de Saab, levante una substanciosa minuta por su trabajo, pues esos equipos no suelen ser baratos, especialmente cuando los paganos, como es el caso de Maduro, no están sometidos a ningún control público en sus países, y si bien allí el petróleo y sus divisas van cada día más escasos, sigue habiendo recursos suficientes para pagar este tipo de servicios. No se sabe si Villarejo, de cuya defensa también se encarga, le pagará más que el heredero de Chávez pero algo caerá, seguro.
El posible canto del canario tiene metido el miedo en el cuerpo a Maduro y sus secuaces. El sistema judicial norteamericano es muy dado a la transacción y entra dentro de lo previsible que Saab acepte contar algunos de los secretos e interioridades de la cleptocracia venezolana a cambio de una rebaja en los años de prisión que le esperan, y, por otro lado y reforzando esa presunción, las declaraciones del nuevo gobierno Biden parecen dejar claro que no habrá cambio de política en relación con Venezuela, es decir, que mantendrán el interés por devolver a ese país a una situación de normalidad democrática, algo de lo que está muy lejos actualmente.
Qué pequeño es Cabo Verde y cuanta atención concita estos días, especialmente en Venezuela…y en otros lugares.