En honor a las semanas santas que dejamos atrás, en la esperanza de las venideras; y con el conjunto de sentimientos inenarrables que nos causa la presente vayan como recordatorio un poema dedicado a esos días junto con una petición que quiere ser lo mas sincera.

Árbol cargado de frutos por devociones sembrado, que en este abril amoroso en su sazón disfrutamos. Mi rosario de emociones, olvido de los fracasos, secretos dichos a voces con los ojos y los labios. Mientras se detiene al frente, ese Jesús condenado, al que ansiamos poder verle glorioso, resucitado. Inocencia de los niños, memoria de los mayores, semana santa se vive enterrando frustraciones. Todas las gentes sencillas, aguardan estos momentos; y es que embelesa, enamora llevar estas fechas dentro. Nazarenos, costaleros… van los cofrades saliendo, evocación de los siglos fornido espíritu vuestro. ¡Que se mantenga la esencia legada por los ancestros! Cirios y flores por calles, aire sacro del incienso; la banda que se aproxima, tiemblan mis huesos, sin frío ¡No llores María hermosa, Cristo en la cruz ha vencido! Plegaria Me olvidaré de pedir las cosas que son más vanas, y necesito decir que siempre quede la calma. Me olvidaré de sentir la tristeza que me embarga; y me centraré en oír lo malo que a otros amarga; pues si me acuerdo de ti, llena estará mi mirada y si me olvido de mí, más gozo tendrá mi alma. Siempre yo seré feliz, Padre, si estas a mi lado, siempre voy a perseguir imitar a tu Hijo amado.
