Señor, ante ti, te pido que me reconfortes en mi penar de cada día. Creo en ti, Jesús, hijo de Dios, cada año resucitas de entre los muertos al tercer día. Tú fuiste crucificado, y cargaste con todos nuestros pecados. Señor, Dios mío, líbrame del peligro de pecar, porque tengo fe en ti. Que se aleje el demonio hecho carne, que habita entre todos nosotros, para que pueda mirarte con ojos serenos y puros. Es mi fe la que me permite seguir contemplando tu imagen. ¡Cuánto dolor hay en ti! Pero ahora estás a la derecha del Padre en el glorioso día de la Resurrección. Amén.
