Señor, ante ti, te pido
que me reconfortes
en mi penar de cada día.
Creo en ti, Jesús, hijo de Dios,
cada año resucitas
de entre los muertos al tercer día.
Tú fuiste crucificado, y cargaste
con todos nuestros pecados.
Señor, Dios mío,
líbrame del peligro de pecar,
porque tengo fe en ti.
Que se aleje el demonio
hecho carne, que habita
entre todos nosotros,
para que pueda mirarte
con ojos serenos y puros.
Es mi fe la que me permite
seguir contemplando tu imagen.
¡Cuánto dolor hay en ti!
Pero ahora estás a la derecha
del Padre en el glorioso día
de la Resurrección.
Amén.
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