Tras el triunfo de Rafa Nadal en el Open de Australia, tenemos en España otro trofeo, el de la ATT 500 de Acapulco.
Estamos asombrados, estoy asombrada y Nadal también lo está, al proclamar sobre sí mismo:
“Es inimaginable empezar así el año”, él mismo se sorprende, sabe que pisar la cancha no es ganar, hay que bregar física y mentalmente, según los vaivenes del juego.
Por ello vamos a entrar en el recuerdo, vamos a entrar en lo sabido:
Él lo da todo, así, sus triunfos o derrotas, los disfruta o acepta con humildad, nunca prepotente, nunca alicaído, ya que su consigna, como una segunda piel, la tiene bien asimilada, entiende perfectamente que está ante un rival, no ante un enemigo.
Así se dirige a Norrie, en inglés alabando sus aciertos, al acabar el partido, como queriendo decirle:
“Me ha costado ganar, has estado muy valiente”.
Con su modo de ser tan pacífico, tan empático y cordial, ante un triunfo de nuestro genial deportista, esperamos expectantes sus palabras, ante tan grato evento y así fue en este último, con su lenguaje sencillo, claro, y sincero, todo corazón, se dirige al público de Acapulco, diciendo:
“Es mi cuarto título, vine cuando era un niño y tengo un recuerdo fantástico”
E inmediatamente les muestra su agradecimiento, añadiendo:
“Nos hacéis sentirnos como en casa “…
Enterada de esta nueva victoria, sabía que el próximo artículo hablaría de él y aquí me tienen a su lado.
Multitud de gente lleva a Rafa en su corazón, por ello, cada vez que gana sentimos una gran alegría y si es derrotado, nos da una gran lección, por ello todo lo que atañe a su vida, aunque la sepamos nos gusta recordarla, nos regocija, es por lo que, me atrevo a comentar casi lo mismo de siempre, pues sé que es un rememorar deseado.
Pues bien, picoteando en Wikipedia, de aquí, de allá saco a la palestra:
Nadal posee una gran fortaleza traducida en confianza en sí mismo, sabe “sacar petróleo”, de donde no hay, tiene “donde agarrarse” en momentos cruciales de sus partidos, pero para echar mano de ello, es preciso haber tenido que forjar ese espíritu luchador y disciplinar que le caracteriza.
Fue su tío Toni el encargado, de tan magna hazaña, un entrenador que me hace recordar la educación espartana, bueno no llegó a esa dureza, pero nunca fue “light“.
En ese moldearlo, en esa preparación, consejos etc. su hermana Maribel, aclaró:
“Rafa pasó de ser un gato miedoso, a un toro furioso”.
Y su tío, palabras textuales:
“Fui un entrenador que se preocupó más por forjar y fortalecer el carácter de Rafa, que para forjarlo técnicamente”
Y ha dado su fruto ¿no?
Heroico fue cuando en el Sub 14 que, jugó con el meñique roto, sujetando la raqueta sólo con cuatro dedos.
Ayudó y ayuda mucho a Rafa, los vínculos familiares tan fuertes que reina en dicha familia, siempre ha contado con el empuje y confianza de los suyos, amén de estar envuelto en un ambiente de amor y tolerancia, necesarios para el camino que eligió.
Ya luego, supo elegir pareja, Mery, donde se relaja y coge bríos para la lucha.
Y ya inmersos en lo que Nadal se apoya, están el cuidado de los amigos, el preservar las amistades de toda la vida, así de un modo natural, pudimos saber por boca de uno de ellos, un defecto de Rafa que llega tarde a veces a citas, que no a partidos.
Bueno alguno que otro tendrá, pero mientras no nos lo digan, nosotros no sabemos nada.
Nadie es perfecto, seguro que Nadal querría ser mejor en muchas cosas, pero no se las vemos.
Como por generación espontánea Rafa Nadal se erige como ideal de muchos niños y adolescentes, que desearían ser como él.
Y es que Rafa encaja en lo mejor de cada ideología o credo.
Hablando de él, sé que muchos le tenemos como ejemplo, en nuestra andadura, de ser más humildes, más auténticos más…
¡Qué grande es! no se vanagloria de nada y no mira con menosprecio a nadie.
¿Se acuerdan cuando las inundaciones en Baleares, como achicaba agua? lo hacía como un ciudadano más, se dio a sí mismo, además de lo que aportase en metálico, en esas tristes circunstancias.
Sé que habremos dialogado “entre líneas” acerca de esta gran persona y aquí termino, pero quiero hoy compartir una batallita de mi adolescencia, cuando supe que al ir un soldado espartano a la guerra, al despedirse de su madre, ésta le decía:
“Ven con el escudo o sobre el escudo”, nada tiene que ver con nuestro artículo, pero sí que nos hará pensar, que la educación de hoy es algo permisiva.
Ni “la letra con sangre entra” ni dejarla en una educación blanda, sin involucrar al alumno, el darlo todo hecho es un error, hace falta el esfuerzo.
Nuestro Rafa así lo hizo para llegar a tan altas cotas, en este deporte, el tenis.
Ahora sí, acabo, deseando ¿cómo no? que el siguiente encuentro que juegue Rafa gane otra vez y siga así de partido a partido, como ocurre en ese juego, que vive en el reverso del parchís “ de oca a oca y …