No soy yo quien lo dice, sino los propios iraníes. Esta misma semana mientras se realizaba una entrevista al Príncipe Reza Ciro en la televisión francesa del canal !24 salió a la luz una encuesta encubierta, a espaldas del régimen islámico, que la revista Times realizó a los iraníes dentro de Irán durante dos meses, corriendo con ello un gran riesgo.
El resultado que el presentador dio a conocer al Príncipe es que a un 82% de la población le gustaría su vuelta al país y que él liderase la futura transición, pero ha dejado bien claro que su principal papel es liderarla sin que haya caos, no menciona en ningún momento la restauración de la monarquía, pero tampoco cierra la puerta a esa posibilidad. Solo cuando caiga el régimen, y a través de unas elecciones a una Asamblea Constituyente se decidirá la forma de gobierno y la futura constitución. Recalca mismamente que no habrá invasión de Irán por parte de potencias extranjeras ni una administración caótica como la que lideró Estados Unidos en Irak tras la caída de Saddam, será el ejército del pueblo iraní, los propios ciudadanos, quienes lideren ese cambio, con apoyo internacional y sin interferencia extranjera alguna.
La secularización estatal, como ya hicieran su abuelo y su padre cuando reinaban en el país persa será uno de los pilares fundamentales de ese gobierno interino, sumando la reparación de derechos humanos como el de las mujeres, los grupos LGBT y las minorías étnicas y religiosas.
Sin duda alguna esta transición iraní va tomando forma como el Simurgh, el Ave Fénix de la antigua civilización persa que renacía de sus cenizas, protegía a los príncipes y a los héroes como Rostam y que se reflejaba en el estandarte imperial de Ciro el Grande.
Nunca antes un 82% reflejó tanta esperanza.
