¿Y el Rey, qué?

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Muchos son los españoles que recientemente se están preguntando y preguntan ¿y el Rey, qué?, ante las ignominias de Pedro Sánchez al sentimiento español, ese sentimiento que hace que una persona se sienta parte de un todo, al pactar, por pura y exclusiva vanidad de querer ser Presidente del Gobierno de España a toda costa, con asesinos de ETA y sus sostenedores del PNV, BILDU, etc., así como de aquellos catalanes que en su propio Parlamento pisotean la Constitución de 1978 proclamando la República Catalana (aunque haya sido por unos pocos segundos), que día sí y día también intentan promulgar leyes que chocan frontalmente con la misma Constitución y con el Ordenamiento Jurídico español, habiendo, tanto unos como otros prometido el acatamiento a la susodicha Constitución; cometiendo automáticamente prevaricación flagrante al saltársela exprofeso y con jolgorio exacerbado. Con estos, que, además animan a su población a rebelarse contra el Orden establecido. ERC, JxC, etc.

Pactando además, según algunos medios de comunicación escrita, efectuar un referéndum de autodeterminación en Cataluña y sólo en Cataluña, lo cual una vez más contradice y choca de frente con el artículo 1.2 de la Constitución española que dice: (sic) La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

A la vista de tales noticias es por lo que no pocos españoles de sentido común desarrollado, se hacen la pregunta expuesta al inicio de este escrito, lo que nos indica que ninguno de ellos se ha leído dicha Constitución del 78, pues de haberlo hecho no se hallarían tan alarmados, pues en ella se definen las funciones del Rey, plasmadas en el artículo 56: (sic) El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las Instituciones, asume la más alta representación del Estado Español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.

Arbitra y modera, no toma partido. Y eso precisamente es lo que está haciendo, moderar la situación política y facilitar que haya la formación de un nuevo Gobierno.

Este artículo 56 asimismo nos da la respuesta a ¿y el Rey, qué? es decir, que mientras el Gobierno, ya sea en funciones o en activo no violente la Constitución, el Rey no debe mover ni un dedo, y, hasta el momento el Presidente en funciones y su gobierno, no han hecho absolutamente nada en contra de la Constitución. Sólo han efectuado promesas para ser investido Presidente; pero en política más que en ninguna otra cosa, las promesas se dejan sin efecto a la primera de cambio; suficiente experiencia en propias carnes tenemos los ciudadanos de a pie, del incumplimiento de las promesas efectuadas solemnemente antes de elecciones a lo largo de los cuarenta años que llevamos de Democracia.

No obstante, en el artículo 61 se dice: (sic) El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las Leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas.

Por ello, de momento, sólo nos queda ver y oir cómo se desarrollan los acontecimientos. No obstante, tened presente que si llegase el momento de actuar en defensa de la Democracia y de nuestra Constitución, el Rey cumplirá con su cometido de GUARDAR Y HACER GUARDAR LA CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES, en los términos establecidos para ello en la propia Constitución, tal como reza el artículo 61.

Esperemos que no tenga que ser necesaria su intervención.

¡Viva el Rey, viva España!

Mikel Garau Rosselló

Caballero Gran Cruz de la Real Orden de la Estrella de Oceanía

Historiador y lingüista