viernes, 3 octubre, 2025

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La columna de Madame de Stael 180525

Oponerse a un poder político nos otorga placer físico

Hoy en día ese poder es Putin, pero también la desmemoria de la historia, pero no siempre gana y
llegará un día en que la libertad y la reconciliación coronen el continente europeo. Un ejemplo
vivaz de ello ocurrió esta semana pasada, pero no he tenido ocasión de mencionarlo hasta ahora, me
refiero a la visita de los Reyes al campo de Mauthausen, en Austria, marcados por los 80 años del
final de la II Guerra Mundial este pasado 8 de mayo.

Es duro pisar un lugar donde la muerte y el mal camparon a sus anchas, pero la fuerza de voluntad
es más fuerte si el deseo de vivir te acompaña, también el saber moverte en terreno tan angustioso,
pero sobre todo el dejar a un lado las diferencias y ser iguales. Y eso es lo que se vio en aquel
campo donde 7.500 españoles fueron asesinados, la mayoría eran republicanos exiliados a los que el
gobierno de Franco dio la espalda y sus descendientes acudieron con banderas de la II República
junto con los monarcas y gentes del gobierno que llevaban la constitucional, pero hubo sitio para las
dos y las dos banderas ondearon juntas. Ofrendas florales, velas y silencio, pero yo observé que la
presencia de los Reyes fue bienvenida y pese a algunos gritos de fuera y viva la república, el intento
de arruinarlo todo falló, porque allí no había ni republicanos ni monárquicos, solo españoles
recordando a los que lucharon y murieron combatiendo contra la tiranía nazi. La Reina llevó el
pañuelo azul con el triángulo invertido y la «S» que identificaba a los españoles en los barracones de
la muerte, sin soltarlo ni un momento.

La imagen de Don Felipe VI y Doña Letizia rodeados por banderas republicanas y constitucionales
(ambas, españolas) en su paseo hasta el monumento en el colocaron una corona de flores recuerda
aquello que dejó escrito Jorge Semprún: la función moral de la memoria debe servir para unir. La
que divide, no es memoria. Y él lo sabía bien después de pasar dos años en el campo de
Buchenwald.

En su discurso el Rey, sin diferencias algunas, dirigiéndose a republicanos y constitucionalistas
dijo: – En esta monarquía cabemos todos.

Sirva pues esa frase de que en España es posible el perdonar y avanzar. Sirva pues para los más
sectarios que el Rey guste o no lo es de todos los españoles. Fue posible ver a las dos Españas en
una sola en esa visita a Mauthausen, un lugar marcado ese día por la unidad en el recuerdo contra el
odio y el olvido, siendo acompañado al final de fuertes aplausos a sus Majestades y a las víctimas y
sus familiares con ambas banderas ondeando en el cielo.

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