Sin apenas darme cuenta, como por inercia, cuando leo que en una novela o cuento aparece un refrán, aunque sea muy conocido, me paro y pienso:
¿Cuándo lo dije? o ¿dónde lo escuché? y dejo cuento o novela en el regazo, disfrutando de las voces populares del pueblo, tan sagaces y certeras, que como bien saben ustedes, todos los refranes son verdaderos, aunque muchos sean antagónicos como: “Quién mucho abarca poco aprieta” muy cierto, pero éste: “No hay regla sin excepción”, también lo es.
“De tal palo tal astilla” al que se opone “De padre ganador, hijo gastador” ven, ocurre lo mismo.
Bien pues, tras este preámbulo, voy a partir de uno que es maravilloso y sirvió, sirve y servirá en adelante, no como el que dice “El buen paño en arca cerrada se vende” que ha quedado obsoleto.
Veamos, me refiero al que nos asevera que:
“No es buen nacido, quien no es agradecido”, lo tomo igual que en la palanca como un punto de apoyo, para hacer de la convivencia un verdadero jardín de delicias, así podemos recibir muchos, las palabras de Jesús con más eficacia y otros, hacer un alto en el camino y pensar con más hondura.
Para honrar este refrán y enriquecer un poco mi artículo, echo mano de Wikipedia, seleccionando ideas, aseveraciones, dichos y aforismos de grandes escritores, que citaré más adelante.
Fíjense en la enjundia que se le saca a esta voz popular nacida del pueblo, pues siendo agradecidos, somos más hombres, más mujeres, en resumidas cuenta, más auténticos.
El agradecimiento comporta palabras cariñosas, cercanas hacia el benefactor, muchas de las veces acompañadas con un pequeño detalle u obsequio.
Si lo que decimos es sincero, los primeros que se benefician son quienes las pronuncian, pero ¡ojo! que otros las emplean en plan hedonista con un matiz de autosuficiencia, como el fariseo frente al publicano, en una de las grandes parábolas de Jesús.
Recordemos esos ratos contando chistes entre amigos, uno hace recordar otro similar, igual acontece con los refranes, hasta sucede estando sin compañía.
Pues, eso, que si pensamos en el refrán protagonista de hoy “No es bue nacido, quien no es agradecido”, cerremos en este momento los ojos, dejemos de leer y se nos llenará la cabeza, no de pájaros, sino de refranes encadenados, ¿no?
Experimentemos con conceptos, si “El tiempo es oro”, lo mezclamos con “No es buen nacido, quien no es agradecido, se nos advierte que hemos de llevar cuidado y aprovechar al máximo ese oro para agradecer a diestro y siniestro con palabras envueltas en risas, alegrías , gozo, amén de algún que otro pequeño detalle.
Viviendo este refrán, nuestra prioridad es ocuparnos de los demás, pues si pensamos profundamente sabemos, recibimos muchísimos favores a diario y nuestra convivencia ha de ser equilibrada si nos dan, agradecer así, un día sí y otro también.
No entremos en la vorágine de ocuparnos en demasía de nosotros mismos, creyéndonos que somos el ombligo del mundo, no malgastemos la vida confundiendo valores, la vida para vivirla dignamente es otra cosa y pensando en tantas y tantas personas que nos han orientado, nos han ayudado, ahí, sí, que tenemos materia, como reseñé anteriormente, para dialogar manifestando nuestro agradecimiento por tanto bien recibido.
“Las estadísticas nos dicen que pronunciamos la palabra gracias, unas veinte veces al día” palabra, que sí, que está bien, pero cuantas veces es pura rutina o hábito o lo decimos por inercia , es verdad, que la tenemos como una segunda piel, nuestros proveedores al acabar la compra, siempre nos lo dicen, y sí, aunque rutinario, en ellos es verdad.
Vamos pues a diferenciar los matices de gracias y agradecer, es decir recordarlos, pues sé que lo saben o deducen.
Por ejemplo si decimos:
¡Hasta mañana! cuanto te agradezco, me hayas dedicado tu tiempo ante mi problema, es más cercano que el manido gracias.
Gracias, te agradezco te hayas acordado de mí por haber visto esta película juntos, está mejor que decir: ¡gracias por todo!
Que nuestras relaciones sean distendidas y naturales, no actuar esperando el agradecimiento de los demás, eso nos haría sufrir, pues seríamos dependientes de sus respuestas y acciones.
Dale Carnegie dice para mi parecer una frase algo dura: ”Esperar gratitud de la gente, es desconocer la naturaleza humana” lo transcribo , pero no la comparto del todo.
No tenemos que hacer favores para que nos den las gracias o nos lo agradezcan, eso también nos genera malestar, al no escuchar los parabienes que desearíamos.
Nuestra naturalidad, si sentimos lo que nos dice Jesús es el mejor camino “Pedid y se os dará” “Llamad y se os abrirá” o sea si necesitamos ayuda y nos atienden, es cuando se agradecen las cosas con amor y respeto.
Entresaco un proverbio chino precioso; “Cuando bebas agua recuerda la fuente” ¡ay si lo pensásemos bien ¡seguro actuaríamos con más rectitud.
Raimundo Lulio nos regala éste:
“El agradecimiento, mira siempre el favor que recibió.”
Pero centrémonos y asumamos el refrán de hoy, que es un manual de educación escrito y dicho con ocho palabras, nos propone un estilo de vida y nos hará disfrutar momentos sorprendentes ya que, quien han dado mucho amor, la experiencia nos dice la felicidad que comporta y de hecho seguro, que están pensando cuando se vivieron aquellas experiencias de dar y recibir.
Quevedo nos recuerda: “Quien recibe lo que no merece, pocas veces lo agradece.”
“Poco bueno habrá hecho en su vida el que no sepa de ingratitudes”
Éste nos lo pone en bandeja, Jacinto Benavente.
Nos aporta Jean de la Bruyère que : “Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud”
Pienso que andando cerca de los pequeños detalles, envolviéndonos en ellos es como mejor agradecemos las cosas, vivir inmersos en la sencillez, los actos heroicos son otra cosa, esos tienen que ser agradecidos en actos sociales relevantes.
He dejado para el final este consejo de Virgilio:
“Mientras los ríos corran al mar y haya estrellas que brillen en el cielo, debe durar la memoria del beneficio recibido, en la mente del hombre agradecido”
Ya hemos recordado que dar las gracias es una respuesta espontánea, otras no obstante son hipócritas, portadoras de toxicidad y que hemos de alejar de nuestras vidas a sus portadores.
Les agradezco, de verdad que hayan llegado al final del artículo, ha sido un placer dialogar entre líneas con ustedes, una vez más.