Yo busco en mi vida, algo que me llene,
algo que seduzca entero mi ser;
una ilusión nueva que desencadene
la inmensa alegría que anhelo poseer.
Y busco en el mundo la extraña belleza,
de árboles, de flores, de ríos al correr,
de todas las cosas que Naturaleza
me dona, y que yo las pueda obtener.
Y busco en los seres que han sido creados
imágenes puras que pueda gozar;
de idénticos gustos que hacia mis estados
la monotonía me la haga quitar.
Y esos dulces seres, llenos de hermosuras
que en mí son distintos e iguales sin par,
esas agradables y excelsas criaturas
que a mi corazón podrían calmar...,
las maravillosas y bellas mujeres
que en bajos instintos me dieran pasión,
son cual hojas muertas, en que sus placeres
todos son los mismos con su posesión.
Y sigo extraviado sin hallar camino
sin que me conduzca mi vana obsesión
de esta magna idea, a excelso destino
y a mi ánima aliente la luz de ilusión.
Esa luz brillante, esa luz sublime,
en que amor nos vibre, que ilumine a nos,
y en mi interno luzca la fe que me intime
la dicha suprema de vivir con Dios.
Publicado en su libro Poeva, Madrid, 2010
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