viernes, 13 diciembre, 2024

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El orgullo y sus problemas

El orgullo se define como un «exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los propios méritos por los cuales las personas se creen superiores a los demás», es sinónimo de arrogancia y hedonismo, pero sin orgullo, que también es autoestima, no se puede emprender ningún proyecto. Que también tiene que ver con la honra (tener gran estima y respeto a la dignidad propia o consideración hacia algo o alguien). El líder ha de tener alta autoestima de sí mismo para relacionarse con los demás y emprender proyectos, de sus logros y de lo que está haciendo en cada momento.  El orgullo como la soberbia son pecados capitales, según la Iglesia, debido a que la moral cristiana quiere adoctrinar a todos como ovejas bajo el dominio del Gran Pastor, que a la vez remontan a una idea de comunidad ya desde la Edad Media, anticipación del comunismo, es decir, de no sobresalir entre los demás. El líder es quien arrastra a los demás por sus cualidades, al que le siguen, voluntariamente los fieles; en cambio, el jefe civil o militar se impone por su rango, y no deja que nadie le contradiga. Sin embargo, amigo lector, pienso que un poco de orgullo en un artista no viene de más.

     Para formar a un líder lo primero que habría que decirle es que incumpla todos los pecados capitales, excepto la pereza, porque el sentido de la maldad innata en el hombre es lo que le hace valiente, certero y arriesgado, no es malo tener cierta maldad, intuición y pensamiento lateral, y, por defecto, no fiarse en exceso de sus colaboradores, que no se note que los controlas. Podría ser que algunos se conviertan en traidores o Iscariotes.

     Los problemas del orgullo son varios, entre ellos la de colisionar con otros líderes que emplean tus mismos métodos de actuación, por ello, has te mostrarte, a veces, humilde, pero controlando la situación, es decir reconociendo tus erres y derrotas inmediatamente, de esta forma adquieres un alto grado de responsabilidad y de grandeza. Por lo general, las personas orgullosas demuestran una seguridad en sí mismas, y este vector es importante en la seguridad del individuo. No se puede caminar con seguridad sobre un puente de hierros oxidados. Uno de los estamentos profesionales donde más se cultiva el orgullo es en la vida militar, porque al formar parte de una Unidad, de un Ejército, ha de estar orgulloso de pertenecer a él, de lo contrario el grupo carece de fuerza, valentía y vigor. El 28 de enero de 1920 un Real Decreto aprobado por Alfonso XIII creaba el Tercio de Extranjeros, una unidad de choque en Marruecos. Su fundador fue el teniente coronel José Millán Astray, quien desde el primer momento les inculca a los reclutas legionarios el orgullo y el privilegio de pertenecer a la Legión española. He conocido a varios legionarios que se hacen llamar «caballeros legionarios», que es que lo son: caballeros leales al mando.

     No hay que temer a los errores, porque éstos son las piedras con las que se construyen los edificios de tus negocios. Cuantos más errores cometes, más piedras sanas podrá poner, porque se ha levantado sin equivocaciones graves, sino sólidamente. Los primeros motores de explosión eran pequeños, sin grandes potencias y con graves errores. Con el tiempo, por el sistema del ensayo y del error se han perfeccionado hasta llegar a los Fórmula Uno. 

     El orgullo de las marcas creó la competición, y sobre la competencia y la ambición de ser los mejores se ha de crear sus negocios, formando equipos competitivos. El exceso de competitividad puede generar ciertos problemas si no se controlan el hecho de perder, que es lo que pasa en los grandes clubs de futbol, que no pasa por su cabeza que pueden tener una mala tarde y perder ante otro equipo con mayor presupuesto. Es tal la presión y la frustración de los jugadores que requieren la atención de  psicólogos como Patricia Ramírez que lo fue del Betis. Pues en otros órdenes de la vida, hemos de estar preparados para asumir un no, no siempre te puedes salir con la tuya; entonces, lo que procede es olvidar y volver a otro plan o proyecto y dialogar.

      La posición del jefe de equipo ha de ser lo más equitativa y justa posible con todos, repartir el trabajo es una de las cuestiones que se ha de tener muy en cuenta, que hay que ser justo y actuar correctamente. No es que el jefe ha de ser un señor con una impoluta presencia, no se trata del aspecto físico sino del respeto que desprende, de la autoridad que tiene, porque son los que pueden dar órdenes, decidir, ser graciable o imponer castigos,  son ellos los que tienen este poder; a veces, este poder no se lo ha dado nadie, sino que se lo han ganado promocionando. El prestigio, la valía te lo dan los demás: subordinados o jefes.

     El papel del líder no es fácil, en cualquier orden de la vida laboral o social, porque sus actos deben ser ejemplares, con el ejemplo es como se consigue que los demás te imiten, te respeten y te sigan. Una de las virtudes humanas es el respeto, y este se puede ganar con el ejemplo o por la vida de la imposición y la fuerza; porque como he comentado en otra ocasión en mi libro de Tus zonas de éxito, no todo el monte es orégano, porque también florecen espinos de cardos borriqueros y aulagas (Genista scorpius) de la familia de las de las fabáceas de espinos y cautivadoras flores amarillo cadmio.

     Los problemas del orgullo consisten en que no puedes defraudar, si predicas con el ejemplo no puedes ser tú quien vaya defraudando a los demás con comportamientos impropios de tu profesión y cargo. Si has dicho que no se puede beber alcohol al conducir, no puedes tú conducir borracho. Si has dicho que no se puede estar hasta las cinco de la mañana de bares de copas, no puedes ser tú quien lo haga.  Ante los problemas hay que buscar soluciones y no más problemas. Se suele decir «dame soluciones y no problemas» o que «cada palo aguante su vela».

    La muletilla que nos cuelgan los padres desde la infancia «tú no vales», o «tú no puedes o no debes» es un problema para dar el salto hacia temas más altos, rebajándote tu nivel de orgullo. Por ello hay que buscar, en ti mismo, en lo que vales y destacas. ¿Cuáles son tus potenciales?  Teniendo en cuenta que el exceso de orgullo puede acarrearte también algunos problemas con los compañeros.

      Recuerdo que cuando yo era adolescente, me decían, sobre todo, las mujeres, que yo era muy orgulloso, pero en el fondo lo que me pasaba es que no tenía mi autoestima, no me daba a valer, no tenía orgullo. Estaba ya casado y, a otras mujeres ni me acercaba, ni a saludarlas, ellas se sentían distantes conmigo, porque yo pretendía alejarme de ellas, puesto que presentía un exceso de acercamiento en miradas e intimidad. Entonces yo ejercía un cargo importante de oficial, y no me podía permitir deslices ni infidelidades, por ello me llamaban orgulloso, porque no les hacía caso. Cuando trabajas con hombres y mujeres la situación es siempre delicada, a cada cual los has de tratar como iguales pero de forma distinta.  Pero no comprendían que mi actitud no era la de ser orgulloso, sino distante, para mantener la disciplina y ayudar  en todo lo que pudiera, por eso no se puede ir siempre con una sonrisa indolente.

   A veces hay que reprochar actitudes, aunque esto rompa una relación, porque la disciplina en el trabajo, sobre todo militar, es un elemento esencial. Y la honra, de la que hablaba antes, es el honor, estima en desuso hoy día. Una cosa es obedecer y otra sumisión. Pero siempre hay que diferenciar las relaciones  profesionales de las familiares.

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