El enemigo de Clío musa griega de la historia siempre fue la ignorancia, carente de forma pero
fácilmente representada en el ser humano, más aún en los que tienen en sus manos el poder de
decidir por todos y sordos de escucha y ciegos de vista.
La Biblioteca Nacional es ahora el nuevo objetivo del ministro de cultura, por llamarle de alguna
forma, que mejor sería añadir a cultura una in en el principio para que quede constancia del nivel
intelectual que alcanzan nuestros gobernantes y sus ministros. Fundada en 1711 por Felipe V la
Biblioteca ha sido estos 300 años ante todo una institución docente y cultural y ajena a todo asunto
político fuera de sus salas, es decir, una institución neutral.
Es denigrante que su propio director haya lanzado ahora la absurda idea de retirar la Corona de
España del escudo del edificio y por supuesto, no han tardado ni en 48 horas Urtasun-Robespierre y
los suyos en apoyar tal vejación cultural.
Seamos francos, esto lo hacen por revancha, no por dar nuevos aires a la institución. Además a toda
regla es ilegal, parecen olvidar que son el Rey y la Reina los presidentes y patronos de esta
institución, como bien queda establecido en la Constitución Española.
Válgame el cielo, válgame el turbante de mi respetada Madame de Stael y válgame Dios ¿No se
cansan de estar siempre arrasando todo a su paso cual Atila el Huno? Entonces por esa regla de tres
sería legal retirar las placas o estatuas de instituciones fundadas en la II República y sus
intelectuales, o de Maimónides o Abderramán III porque uno era judío y el otro musulmán, pero
esperen que eso es racismo, pero esperen, que eso es anti-democrático, ah ¿Y lo de la Biblioteca
no? Sí, es cierto, la Biblioteca fue fundada por un Rey, en una época además donde las Luces de la
Ilustración iban abriéndose paso en las mentes humanas y borrando el oscurantismo de la
ignorancia, un oscurantismo que se ve a lo lejos cuando llegan los hombres como Urtasun. Si hay
sitio para una placa o estatua republicana en España hay sitio también para una Corona y la flor de
Lis. Aquí nada es negro, rojo o blanco, es historia y si no les gusta a los ministros o directores bien
pueden dimitir y dar sitio a quienes querríamos preservar TODO el legado del Reino de España sin
diferencias ideológicas.
La ignorancia es el mal más cruel que hay en este mundo, pero peor cuando quienes la representan
van de progresistas por la vida. Napoleón mandó destruir todos los ejemplares de la obra de la
Baronesa de Stael, ALEMANIA, donde defendía la libertad de los pueblos germanos frente a la
invasión del corso, pero por fortuna el manuscrito fue salvado. Stalin mandó quemar libros de
autores del imperio ruso y mandó volar por los aires infinidad de iglesias y otros monumentos
históricos para suplantarlos por edificios que parecían bloques de cemento y en Alemania Hannah
Arendt, Marlene Dietrich y otros autores y artistas tuvieron que exiliarse o fueron censurados sólo
por ser judíos o por pensar libremente por la garra inmunda del nazismo.
¿Quiénes se creen el Sr Urtasun y el director de la Biblioteca para llegar y decidir por millones de
españoles que simbología o escudo conviene mejor? Nadie, no son nadie. No tendrán nunca
suficientes disolventes para borrar la historia ni tampoco suficiente tinta para reescribirla, porque al
final las consecuencias de los actos se vuelven contra quienes los perpetran y los ahogan en un mar
de disolvente y tinta, de los que al final no queda nada, salvo una mancha insignificante borrada por
la Musa Clío
