Alguna vez lo pensamos: ¿Belleza tiene una puerta?
Según esté de labrada, podemos encontrar bella.
Mas no una puerta cualquiera de casa que está desierta,
y de madera roída, porque el tiempo dejó huella.
Mas yo, ¡si veo belleza...!, y recuerdo en muchas horas,
la puerta esa, que chirriaba, abriendo o cerrando aún lenta.
La puerta, que, ¡cuántas veces!, en amanecer de auroras
miraba porque saliera, la dulce ninfa que alienta...
Que alienta mis tristes sueños, cuando ¡ha tiempo!, disfrutaba
miradas, de virgen pura, mañanas y gratas tardes...,
las tardes en que con niñas y con niños se jugaba
al corro, en dulces canciones de amores, haciendo alardes.
Aquel mi primer amor, con su virginal pureza,
me colmaba de locura, me cubría de ilusión;
me sabía a gloria plena, en deleites de belleza,
y le daba fuerza inmensa a mi tierno corazón.
La guadaña de los tiempos, se cruzó en nuestros destinos.
Y diversas circunstancias me alejó del caserío...,
de aquel pueblo, que, aunque chico, sin haber casi caminos,
de hermosuras lo llenaban, los campos, valles y río.
Me acogió la gran ciudad, de edificios magistrales,
de los parques tan hermosos y majestuosas flores.
Me dio brillante carrera, amigos intelectuales,
grandes fiestas..., y aún más, me dio encantados amores.
Amores de excelsas diosas..., de tan divinas mujeres
ofreciéndome sus cuerpos y sus labios de ambrosía,
y encontrándome bañado, en néctares de placeres,
era mi empíreo cielo, en plenitud de alegría.
Mas, con tantos lujos..., tantos..., y felicidad enorme,
sin saber ¡por qué...!, recuerdo aquellos días vividos...,
aquellos dichosos días, que me sentía conforme...,
conforme y feliz, con juegos ingenuos y queridos.
Aunque lo pienso, ¡no entiendo...! ... ¡Si dichoso estoy ahora...!
¿Verdad será...? ¿Será cierto, que el pasado era mejor...?
Si analizamos la vida: ¡Lo que más el ser valora
es cuando existe amor puro! ¡que es el verdadero amor!
Publicado en su libro POEVAS, Madrid, 2010
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