sábado, 14 diciembre, 2024

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Nacimiento del poema «Mi payaso»

En  2015, pasado un año del fallecimiento de mi esposo, surgió en la parroquia de San Gabriel, un viaje a Tierra Santa y opté por integrarme, ya terminado, al llegar a casa, me encontré con una amiga toda afligida, pues había perdido a su íntima amiga, que la iba a acompañar a dicho viaje ella sola no se iba a ir, y a punto estuvo de perderlo.

Me explicó todo lo ocurrido y me abordó:

_Dentro de tres días partimos ¿Te vienes conmigo? y sin pensarlo dos veces la acompañé, sin haber descansado nada.

No había  transcurrido un año, cuando tuvimos una oferta para los fiordos de Noruega y fue tan buena la experiencia que  allá nos fuimos otra vez, cogimos la mochila.

Era el transatlántico de la compañía de lujo MSC, creo llamarse así.

Bueno les transmito el ambiente que se respiraba en general.

Existían rincones donde se podía escuchar música solamente con un pianista que interpretaba partituras, como la de «Casablanca» etc. Otras era una pequeña orquesta, discoteca etc.

Mi íntima amiga no se perdía su siesta y yo le decía que allí yo no había ido a dormir, sino a disfrutar, la dejaba en el camarote y yo me iba a cubierta a respirar ese ambiente cosmopolita de estos cruceros, nos veíamos a la  hora de cenar para luego acabar en el teatro.

Uno de esos días, en cubierta un lugar, recuerdo un poco más retirado del bullicio, me senté y escuchaba el sonido del vaivén de las olas, mezclado con las notas de una partitura que venía de uno de esos singulares conciertos.

Sentada abrí mi bolso, donde era obligatorio llevar siempre un boli y una agenda pequeña donde trasladar mis emociones ¡vaya! nada nuevo en cualquier persona que le guste escribir.

Entorné los ojos y viajé a mi infancia en esos días, que la espera de un circo en sí, ya era una fiesta y luego todos los chiquillos alrededor de todos los operarios, hasta el momento mágico de aislarlo del exterior del todo, por si la lluvia nos visitaba.

Mis padres me llevaban siempre y en los descansos  me explicaban, que muchos de esos payasos nos hacían reír, y que muchas veces actuaban con verdaderos problemas, hasta teniendo un ser querido moribundo.

Me puse a  escribir más con el corazón, que con que con las rimas y conceptos, era como una catarsis que mi alma sentía y la verdad que estaba como embriagada, me parecía que era como un homenaje a todos los payasos que había visto en mi infancia. Después fui creciendo y a ese espectáculo nunca deje de asistir y en la época de la gran trapecista «Pinito de Oro», cuando se terminaba esa especie de suspense, me alegraba con los payasos y en aquel momento recordé también películas donde el argumento sucedía en un circo como «Trapecio». Bueno esa mezcla de crucero que vivía junto con aquellos, casi reales hechos, dieron brío a mi pluma y empecé a componer casi sin saber que iba a decir, paré, para ordenar un poco mis ideas y me salió el único poema, que no he tenido en cuarentena para corregirlo, por eso tiene para mí, algo especial.

Seguro que muchos poetas lo han logrado también y saben de esta satisfacción.

Bien este poema  acabó en un libro titulado  «HABLAN LOS POETAS» de la asociación «Espejo» de Alicante, en 2019.

  En el momento que tus ojos contemplé
 enmascarados en tu vistoso maquillaje,
 en el momento que tu risa brilló
 convertida en jocosas carcajadas
 supe, que a través de esa alegría 
 tu corazón sangraba, sufría, se estremecía,
 y tu ser, al compás de tu actuación, 
 que a todos nos dabas.
 Yo sabía que estabas triste
 yo sabía que tu alma gemía y lloraba.
 
 
 Tu morena,
 tu chiquilla,
 tu zagala,
 esa, que era el amor de tu vida,
 te decía adiós,
 se marchaba, 
 se alejaba.
 Deseé que me miraras,
 quise que tú advirtieras
 esa chispa de ternura
 que despertaste en mi alma.
 Desde ese momento, te quise
 y con mis fuertes aplausos
 te decía que te quería
 te decía que te amaba.
 Dejé que el tiempo pasase,
 esperé que una rama en flor
 se injertara en tu alma.
 Un día volví al circo esperanzada,
 como el poeta que elige y busca sus palabras,
 y contemplé tus ojos, 
 enmascarados en tu vistoso maquillaje
 comprobé tu sonrisa
 convertida en jocosas carcajadas y
 tu pena volviose a clavarse en mi alma.
 
 
 Tu mirada desviaste,
 no intuiste que te amaba,
 no tuve el valor de acercarme a ti, amor mío,
 no tuve el valor de acercarme a tu alma.
 Se que errante por el mundo vagas
 sin tu morena
 tu chiquilla 
 tu zagala.
 Desde este poema mío,
 que a ti te dedico, fábrica de sueños, 
 te digo que esperaré
 esperaré con gozo,
 como el poeta que va encontrando sus palabras
 esperaré tu regreso, esperaré tu llegada.
 Me vestiré de payaso,
 y trabajaré junto a ti,
 para alegrar tu sonrisa,
 para alegrar tu mirada. 

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