domingo, septiembre 8, 2024

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«No abras la puerta. El presidente aún no ha llegado”

Día de la Fiesta Nacional de España que, tres años después, recupera la normalidad para conmemorar el descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Cielo soleado en Madrid y temperatura ligeramente superior a los veinte grados.

En el Paseo de la Castellana: 4.000 militares, 150 vehículos y 84 aeronaves desfilan ante las autoridades del Estado, acomodados en improvisadas tribunas.

Con motivo del Desfile Militar, las ausencias más notorias: la del dimisionario presidente del Tribunal Supremo (TC) y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), primera autoridad judicial de la Nación y —a la espera del reparto de funciones entre sus causahabientes.

El habitual escaqueo —según un homólogo, imperfecciones de la política— de los presidentes de las autonomías vasca y catalana, para quienes la celebración del —antes llamado— Día de la Hispanidad —una fiesta sin esteladas ni ikurriñas— no justifica el desplazamiento, porque ni les va ni les viene ya que no tienen nada que celebrar. Les tiene sin cuidado que su eclipse anual sea la fotografía concluyente de sus intenciones: la independencia.

Atribulados contribuyentes tienen un remedio fácil a este desdén y razonan así: este es un acto de Estado, del que ellos son legítimos representantes en los respectivos territorios; si no cumplen con sus obligaciones y, mientras no consigan su objetivo, se replantean los privilegios para ellos y sus comunidades autónomas, achicando la vigencia del FLA y el Concierto.

La ausencia de dos vicepresidentas y dos ministros, justificada por tres de ellos, dentro de un contingente tan numeroso (23) no se ha echado de menos. El titular de Universidades no ha considerado necesario excusar la ausencia. Cada cual puede imaginarla. Aunque nada como llamarlo descortesía institucional.

En otro orden de cosas, la ausencia de la princesa de Asturias, al ser día lectivo en la escuela de Gales (Reino Unido) donde estudia. A pesar de la congelación —por tercer año consecutivo— del presupuesto de la Casa Real, habría estado justificado un gasto extraordinario para asegurar la presencia —desfile y ágape— de la heredera, en día tan significado.

Entre las presencias, una muy destacable, la del Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad que no ha invocado pretexto de agenda para desentenderse de la Fiesta Nacional. Con lo atareado que está, tratando de poner de acuerdo a 27 para sancionar al sistemático destructor de Ucrania y advirtiendo a Rusia sobre la respuesta a un ataque nuclear: «El Ejército ruso sería aniquilado«.

……

El jefe del Estado, mando supremo de las Fuerzas Armadas (art. 62 de la Constitución), con el uniforme de gala de Capitán General de la Armada, fajín rojo y Toisón de Oro —orden de Caballería fundada en 1429 por el duque de Borgoña— llegó puntual a la Plaza de Lima, glorieta creada en el distrito financiero y madridista de la capital, tras el derribo del antiguo Hipódromo de la Castellana.

El breve retraso del jefe del Ejecutivo en llegar, «he salido cuando me han dicho», no le ha librado de los acostumbrados abucheos e insultos de ciudadanos descontentos, que han pedido a gritos su dimisión. Bochornoso espectáculo que se repite cada año, dando lugar a que una anécdota dé pie a la conjetura.

Que llegara tarde ha sido una contrariedad. Si se hubiera tratado de evitar la exposición a los improperios tendría una lectura. Pero romper la escrupulosa puntualidad militar no tiene mayor importancia, si se debe a un error humano, por motivos varios, incluido el escatológico.

La crítica es parte consustancial de la libertad de expresión y el presidente del Gobierno merece un respeto. Los desahogos y los desagrados hay que ventilarlos en las urnas. Con una curiosidad: quiénes le increpan ¿saben si le importan a él los pitos?

Cuando un miembro de la seguridad del Rey se disponía a abrir la puerta trasera del Rolls-Royce Phantom IV —fabricado en 1952, comprado por Franco, propiedad del Ejército de Tierra y destinado a la Casa Real, uno de los 18 ejemplares que existen en el mundo— su superior le daba órdenes: “No abras la puerta. El presidente aún no ha llegado”.

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Con esa barba blanca que ya forma parte de su carta de ajuste; emotivo sin disimulo mientras coreaba “La muerte no es el final” — homenaje a los soldados caídos de todos los tiempos— semblante firme, concentrado sin mover un músculo en la solemnidad del desfile; delataba un aire pensativo y melancólico y quizás nostálgico, por alejamientos obligados, desarreglos crónicos y otras anomalías pendientes.

Encabezando el listado de las preocupaciones: las Instituciones. Y dentro de estas, las renovaciones pendientes y el asentamiento definitivo de la independencia del Poder Judicial. De momento, crisis constitucional y más espera, con algunas preguntas pendientes de responder: ¿De quién es la responsabilidad del bloqueo institucional? ¿De los propios magistrados o de los partidos? ¿O de ambos?

……

En la cumbre de la OTAN, celebrada en junio en Madrid, el presidente del Gobierno se comprometió a incrementar el gasto en defensa hasta llegar al 2% del PIB en el 2029, lo que implica prácticamente duplicar el gasto actual. La previsión presupuestaria para 2023 supone aumentar un 25% el gasto en Defensa.

Aunque este aumento del gasto tenga detractores ideológicos en el propio Gobierno, está previsto que —aparte de otras bondades— genere 22.667 puestos de trabajo.

En el desfile de la Fiesta Nacional no faltó un recuerdo explícito a la guerra que se está librando en un país invadido y en vías de destrucción, donde quedó plasmada la aportación de ayuda de España a la defensa de Ucrania.

Quienes se ausentaron o dieron la espalda al desfile se han perdido, entre otros motivos de orgullo, el vuelo de 8 aviones Eurofighter —la vanguardia más moderna de nuestra escuadra— con misiones de policía aérea, para proteger de las incursiones de aviones rusos, en el Mar Negro y en las repúblicas bálticas (400 salidas en 4 meses).

El coste del despliegue en el Báltico ronda los 50 millones de euros anuales, cantidad a toda vista eminente para nuestra Deuda, pero Putin no se puede salir con la suya. Su victoria en Ucrania seria la antesala de otras operaciones militares especiales, en tanto la Alianza Atlántica mantiene su contención para evitar la que sería una nueva guerra mundial.

Entre gastadores, paracaidistas, infantes de Marina, regulares, la UME (“somos militares”), legionarios a 160 pasos por minuto…desfilaban quienes se ocupan de heridos de guerra y niños ucranianos, en el Hospital Militar de la Defensa de Zaragoza.

En la Base Aérea de Zaragoza —Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo —militares que el inminente 17 regresarán a su país están recibiendo formación en el manejo de un sistema antimisiles que España ha donado a Ucrania.

……

El retraso es, ante todo, una falta de educación. Lo que es innegociable es la dignidad de las instituciones que nos representan a todos y la vigencia del Estado de Derecho: imperio de la ley, separación de poderes y reconocimiento/garantía de derechos.

Todo ello obliga a respetar el orden, la cortesía y la disciplina cívica, así como a evitar ofensas a los miembros de las instituciones del Estado.

Los insultos e invectivas “en la calle” no ayudan a corregir la creciente desafección ciudadana ante sus representantes políticos y las instituciones.

El interés general está por encima, como corresponde a una democracia moderna.

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