sábado, abril 20, 2024

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Ser o no ser, por la capacidad de influir o proyectar poder (II)

La puesta en escena de la sociedad internacional como un grupo social específico, en el que sus principales actores, los Estados, ejercen un liderazgo mayor o menor, en atención de su influencia y capacidad de interposición en las materias mundiales, estabilidad y dinamismo, forman parte del debate y de su vinculación entre la concurrencia de ciertas fuerzas contendientes, catalogadas como grandes potencias, que, a su vez, exteriorizan una movilidad apreciable a lo largo y ancho del devenir histórico, desarrollo y ocaso y de la crisis sanitaria que actualmente padecemos.

Tómese como ejemplo, los vínculos geoestratégicos que armonizan al gigante asiático, China, con su entorno, donde adquiere especial preeminencia la coyuntura habida con Rusia, pero, fundamentada en diversas tendencias. 

Del mismo modo, la correlación de China con su contexto más inmediato, se vigoriza en el aspecto económico y militar, con la intención de confeccionar una suerte de moderada supremacía regional, desde la que impulsarse a la circunscripción del Pacífico y más allá. 

Tal, como se ha expuesto en el texto anterior y al que este pasaje sigue su rastro, en consonancia a EEUU, China, Rusia, Alemania y Reino Unidos, confluyen otros cinco protagonistas que la revista estadounidense ‘U.S. News & World Report’ enfatiza, al protagonizar su pugna particular por hacerse con un puesto pesado en el espectro casuístico del orden mundial, como Francia, Japón, Israel, Corea del Sur y Arabia Saudí, que seguidamente fundamentaré.

Continuando con Francia, oficialmente República Francesa, es el sexto jugador en disputa del tablero mundial, aglutinando un pasado en lo más alto y un porte diplomático que habitualmente le ha acompañado. E, indudablemente, por la balanza de su economía, Enmanuel Jean-Michel Frédéric Macron (1977-42 años) es un líder importante en numerosos aspectos, colocándose como un dirigente mediador de relieve en el marco internacional y consolidar el poder blando del país.

Francia posee armas nucleares y es un componente esencial en la política exterior del Viejo Continente y África. Conserva un profundo atributo de sus instituciones políticas, gran seducción cultural y notoriedad de su sistema educativo.

Sin duda, el prestigio que asume en la aldea global, tanto en lo lejano como en los tiempos presentes, es difícil de ampliar. Emplazada en Europa Occidental, es uno de los estados más viejos del planeta, y su representación se ensancha con la política, economía,  ciencia y cultura.

Los galos, tradicionalmente han sido una combinación de etnias celtas, latinas y germánicas. No obstante, las oleadas de inmigración en los siglos XX y XXI, respectivamente, están modificando las raíces de esta población. Habitualmente, los llegados de otras tierras lo hacen del Norte de África y lugares afines de Europa.

Su engranaje económico es uno de los más sólidos con una fusión de empresa privada y contribución de la administración. El turismo es crucial para la economía, normalmente, encabeza los registros de las naciones más visitadas. Otras esferas económicas de calado engloban a la industria, energía, agricultura y defensa. Sin obviar, que es uno de los exportadores de armas preferentes.

El Banco Mundial o BM, lo agrupa como un estado rico y de elevados ingresos. Los ciudadanos franceses aguardan que la administración federal refrende ciertos servicios sociales, como pensiones para la jubilación, la atención médica o la educación. Pero, hoy por hoy, Francia, afronta diversos retos, entre ellos, las acciones terroristas.

Además, desafía un crecimiento económico más pausado y un paulatino desempleo, que máximamente repercute en los jóvenes y adultos jóvenes, habiendo iniciado un esfuerzo para restaurar el mercado laboral que aminore el creciente desempleo.

Francia es miembro promotor de las Naciones Unidas, por sus siglas, ONU y tiene el honor de guardar un asiento permanente en su Consejo de Seguridad. Al igual, que está sujeto a la Unión Europea, UE; la Organización Mundial del Comercio, OMC; la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.

Séptimo, Japón, oficialmente Estado del Japón, es una de las naciones más avanzadas desde la vertiente tecnológica y con unos residentes altamente competentes. A pesar de no disponer de petróleo y únicamente el 11% de sus tierras son productivas, aprovecha los recursos humanos al máximo y ha hecho de la excelencia de sus productos exportados, un hito para el país. Hasta 2010, tuvo el privilegio de ocupar el segundo peldaño en la economía mundial, posición que le quitó China.

Como la tercera economía más voluminosa, se halla entre los productores elementales de vehículos automotores, equipos electrónicos y acero. El sector de servicios integra el porcentaje superior de la economía en términos de producto interno bruto, PIB y empleo.

Aun configurándose como un gobierno parlamentario con monarquía constitucional, el emperador ostenta su título como emblema de unidad nacional; toda vez, que los políticos designados poseen la autoridad real en la toma de disposiciones.

Japón es distinguido mundialmente por sus artes legendarias, que incluye protocolos del té, caligrafía y acomodos florales. Asimismo, atesora la herencia de jardines característicos, escultura y poesía. Hospeda más de una docena de espacios del Patrimonio Mundial de la UNESCO y es el origen del sushi, remontándonos al siglo IV a. C., una de sus remesas gastronómicas más afamadas.

El incremento de las tensiones con Corea del Norte como consecuencia de su programa de misiles nucleares, ha originado que políticos japoneses reivindiquen enderezar la constitución pacifista de los períodos de la posguerra. 

Los incesantes ensayos e intimidaciones nucleares del dictador norcoreano de la República Popular Democrática de Corea Kim Jong-un (1984-36 años), han conducido a Tokio a buscar respaldo de Washington. 

En el terreno nacional, Japón capotea los efectos de la tasa bruta de reproducción.

Finalmente, el país nipón es integrante de algunas organizaciones internacionales, como la ONU; el Banco Asiático de Desarrollo, por sus siglas, BAsD y el BM.

Octavo, Israel, oficialmente Estado de Israel, es la única nación poseedora de armas nucleares que no ha declarado explícitamente su existencia, con una economía fuerte y tecnológicamente a la vanguardia. Es un socio primordial de EEUU, e indudablemente, toma protagonismo en el devenir de Oriente Medio. 

A la sombra de la histórica enemistad con Arabia Saudí, dichas superficies han realizado una aproximación que robustece la buena sintonía del estado hebreo en la franja. Relativamente, Israel se nutre de una economía pujante para los distintos cultos y roces con sus más próximos árabes.

La Fundación del Israel moderno asciende a la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra (28-VII-1914/11-XI-1918), cuando los sionistas, como movimiento político nacionalista, forzaron a los británicos para que identificaran un estado judío en Palestina. 

Transcurrida la Segunda Guerra Mundial (1-IX-1939/2-IX-1945), el mandato de Palestina se omitió y la ONU planteó segmentar la demarcación en estados árabes y judíos; una sugerencia que contrapusieron los segundos. Posteriormente, en 1948, los israelíes declararon su independencia y, a posteriori, Israel venció a los árabes en una sucesión de irrupciones.

Siete décadas más tarde, las líneas perimetrales persisten como caballo de batalla. 

En 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU votó para reprobar los asentamientos israelíes en la zona, lo que acarreó a Israel romper amistades con pueblos que se inclinaron a favor de la Resolución. El reconocimiento en 2017 de Jerusalén como la capital de Israel, por el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, provocaría infinidad de tumultos.

Israel asume un sistema democrático parlamentario integrado por seis distritos, demandando a Jerusalén como su capital, aunque no ha obtenido demasiado reconocimiento. De hecho, la mayoría conserva sus embajadas en Tel Aviv.

Con una economía de mercado tecnológicamente en la avanzadilla, acondiciona equipos de alta tecnología y producciones farmacéuticas entre sus exportaciones fundamentales. 

En alusión a las expectativas de vida, renta per cápita, educación y otros indicadores macroeconómicos de productividad e índice de bienestar humano, están muy desarrollados. Pero, al mismo tiempo, comparte una de las economías más divergentes de la cuenca occidental, con grietas elocuentes entre los ricos y pobres.

Si la cultura de los judíos israelíes y la minoría árabe ha perdurado alejada, la nación se ha dejado sentir por los inmigrantes judíos, que, significativamente, ha favorecido a la política, las artes y la ciencia. 

Es sabido que esta extensión acoge algunos de los puntos cardinales más sagrados, como el Muro de las Lamentaciones o Muro de los Lamentos, la Cúpula de la Roca o el Domo de la Roca y la Mezquita Al-Aqsa. 

Sin soslayarse, que este territorio está desbordado insistentemente de incidencias terroristas y, en ocasiones, detona en episodios vehementes con la Cisjordania y la Franja de Gaza ocupadas por Israel. 

Este coloso de Medio Oriente pertenece a numerosas organizaciones internacionales, incluyendo la ONU y OCDE.

Noveno, la República de Corea, comúnmente conocida como Corea del Sur, para distinguirla de Corea del Norte, es la undécima economía mundial y la sexta exportadora, que ha incidido en operaciones o intereses de otros actores con el complemento de medios diplomáticos, o séase, el poder blando, aumentando la proyección de su industria cultural. 

El impulso económico se ha visto acrecentado, al valorar que hace poco más o menos, cincuenta años, arrastraba las penurias de la pobreza. Su iniciativa a la hora de invertir por la industria tecnológica ha coadyuvado provechosamente. 

La rivalidad inquebrantable con el más limítrofe del Norte, determina que Corea del Sur adquiera transcendencia para el sostenimiento de la paz y el orden en el continente asiático. Eximido de Japón en 1945 con la consumación de la Segunda Guerra Mundial, Corea del Sur padeció la incursión de Corea del Norte (25-VI-1950/27-VII-1953), donde ambos bandos se declararon ganadores y retornaron a las condiciones previas a la guerra. El apoyo requerido a la ONU, favorecería el camino a la democracia. 

En los lapsos subsiguientes a la independencia, el riguroso gobierno totalitario cogió las riendas de un país con la economía en retroceso y rescatarlo de la extenuación. Las primeras elecciones nacionales libres se desarrollaron en 1987, que marcaron el inicio de la sexta república.

La economía de alta tecnología sustentada en servicios, es un relato exitoso de inversión extranjera, aupándolo a ser el primer receptor de los fondos del Comité de Asistencia para el Desarrollo de la OCDE, para inmediatamente erigirse en donante de los fondos. Igualmente, desde 1960, ha experimentado una subida sin pausa y una simplificación considerable de la pobreza. 

A día de hoy, Corea del Sur acomoda uno de los mayores caudales brutos y reservas de inversión extranjera, que evoca una forma autoritaria de gobierno que destacó el ahorro, en vez, el gasto. El ingreso familiar ha crecido y la clase alta está por la labor de emplear su bolsillo en efectos y géneros de marca.

Corea del Sur es otro de los estados interactivos en las organizaciones internacionales, abarcando la ONU; el G20; el Foro Regional de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, por sus siglas, ASEAN y la OMC.

Y, décimo, Arabia Saudita o Arabia Saudí, denominada oficialmente Reino de Arabia Saudita, con la inmensa totalidad de tierras y riquezas de la Península Arábiga dentro de sus límites fronterizos, goza de las reservas de petróleo más importantes. Su inmenso departamento y la magnitud que implica para los musulmanes, le tornan en una heredad predilecta para el universo musulmán.  

Su volumen exportador de crudo y la excelente sintonía que prolonga con Estados Unidos, le ubican en el décimo escalón de los países más desahogados. Una vez que se consolidó en el foco de la paulatina tierra prolífera de la civilización temprana, las reservas de petróleo se localizaron en sus desiertos, poco después de la instauración de la nación, para llegar a ser el primer exportador y causar una mejora económica de vértigo.

Presumiéndose que Arabia Saudita asienta una cuarta parte del abastecimiento general de petróleo, indaga una fórmula que diversifique y comprima su dependencia; mayoritariamente, por las prominentes tasas de paro y una destacada pujanza laboral extranjera. 

En su competición por implementar la equidad entre su seguridad y el control, con el empuje de los valores democráticos, las autoridades sauditas libran una cruzada interna con manifestaciones populares y grupos exaltados e intransigentes. 

En nuestros días, un movimiento de innovación está induciendo vaivenes en la cultura conservadora saudita, si bien, los partidos políticos y los sindicatos con reuniones públicas, aún están excluidos por la administración.

La libertad de expresión e ideas sin temor a represalias, censura o sanción están restringidas, y los representantes de derechos humanos han reprochado la aplicación de la tortura y la práctica sistemática de ejecuciones. Y, no son menos, las políticas taxativas que, posiblemente, ha desembocado en la formación de círculos disidentes como Al Qaeda. 

Al margen de lo mencionado, cada año millones de musulmanes piadosos acuden en peregrinación a La Meca, donde se cree que nació el profeta Mahoma y está la cuna del Islam. La identidad religiosa es dominada por la comunidad sunita, con los principios del Corán, los preceptos conservadores sunitas conocidos como wahabismo y la ley islámica vigente.

Arabia Saudita es una pieza aglutinadora de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, por sus siglas, OPED y de otras instituciones internacionales.

Por consiguiente, analizadas sucintamente las diez primeras potencias de la vertebración universal, la rigidez geopolítica entre Estados Unidos y China es una de las puntas del iceberg, en la que los analistas coinciden en que estamos inmersos en una colisión por el dominio terrestre. 

Desde el instante que Trump alcanzó la presidencia, Washington y Beijing se han facturado en una guerra comercial, con tentativas por conquistar la batalla de la opinión pública, a pesar del hipotético acuerdo en las postrimerías del año pasado. 

Sin embargo, las réplicas de reproches en lo que atañe a la responsabilidad de la pandemia y las dificultades que ha derivado en la economía, ahondan la cronicidad de una lucha acérrima sin precedentes.

El cierre de los consulados, ya ilustrado, amenaza con hacer añicos una relación bilateral, que, si de por sí, era preocupante, ahora pueda pasar a ser íntegramente tóxica.

Con lo cual, si la conceptuación de ‘hegemonía mundial’ es la solvencia de componer, tomar cuerpo y hacer que los estados toleren una perspectiva en la que el país relevante sea el eje, sistematice la producción o el comercio y las finanzas para prender una mayor parte del producto mundial, Estados Unidos prosigue como la única superpotencia, pero, sugestivamente, deja de operar como tal. 

Sin consistencia de cara a la crisis sanitaria del COVID-19, su agenda proteccionista y medidas unilaterales, han menoscabado su reputación e influjo, comprometiendo a sus socios que miran a otro lado. 

Con Trump retraído en las elecciones presidenciales de noviembre, es de suponer, que la posición de EEUU, se debilite aún más.

A tenor de lo argumentado en las dos partes que hilvanan esta narración, controlar la oratoria política que enmascara al coronavirus, se ha vuelto decisivo por las ingentes implicaciones sociales y económicas de la epidemia: Estados Unidos y China, se han valido de la marcha siniestra que ha contraído el virus, arremetiendo contra su contrincante, hasta reforzar su soberanía y desgastar la popularidad internacional de uno u otro.

Queda claro, que el escenario geopolítico global, interpretado como multipolar al estar ausente de un único actor hegemónico, nadie tiene el control incondicional, por lo que los instrumentos de la política blanda, podrían ser los determinantes para encarrilar la política mundial en el cauce previsto.

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