Aunque miremos de reojo. Aunque miremos de frente. Aunque no actuemos. Aunque actuemos equívoca o acertadamente. Aunque la diplomacia se estrelle una vez más sobre su propia e inútil tarea.
América está profundamente herida por uno de sus costados . La miseria es un río que avanza, inexorable. Tiene de nombre “Indefensión” . El sometimiento y la gradual liquidación hanhecho nichos en la corrupción ideológica, que usa máscaras democráticas. La asimetría social se ha estratificado como paneles apilados bajo la cruel indiferencia de los organismos internacionales.Si la diplomacia muere donde vive la muerte, también se desangra donde el pueblo enmudece o grita.
La bipolaridad hace lo suyo en un pueblo cautivo de sus propios votos. Dos presidentes a un mismo tiempo en un país nos habla de una utopía. Una realidad camina de la mano de Maduro, que ejerce el verdadero poder apoyado por las fuerzas armadas. Otra realidad camina de la mano de Guaidó, que ha jurado a su vez como presidente.
Pero un gran ojo mira la escena fuera de ella: es el mundo. Si E.E.U.U.,- mayor consumidor de petróleo de Venezuela -, ordenara un golpe económico cortando la importación de esta materia prima, decretaría muy probablemente la caída de Maduro. Y Guaidó es su ficha predilecta. Mientras tanto, el debate ideológico se plantea en las distintas visiones de otros países muy influyentes tales como Rusia y China, que apoyan a Maduro.En este cóctel infernal de ideas que nadan sobre distintas corrientes de agua, Venezuela se hunde y América llora su costado abierto como una herida que se abre lentamente.
Muchos vieron y vivieron esto. Otros cerraron los ojos. Pero la democracia tiene encerronas que el pueblo sufre, sangrando por ella en la más pura de las ingenuidades.
El caos está en pleno desarrollo. La moral y la ética gozan de buena salud, en los libros.