martes, 10 diciembre, 2024

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Agosto no tiene domingos

Agosto no tiene domingos. O sí los debe tener, porque creo que tiene lunes y viernes. Pero yo creo que no tiene domingos. Mis agostos de la infancia no tenían domingos. Ni lunes, ni viernes. Todo el mes, todos los días eran domingo. También los lunes y los viernes.

Un día frente al mar, cualquier día, ha de ser domingo. Por obligación. Por necesidad. Por la tranquilidad y la calma con que pasan las horas, que no pasan, esos días de mar han de ser siempre domingo.

Esos días de agosto con un sol cegador, no son lunes si los refresca la brisa. Son todos domingo. Esos días de agosto con esa luz de tormenta, no son jueves si los aquieta la calma. Son domingo. En fin, que se ponga como se ponga el calendario, agosto no tiene domingos, porque todos los días lo son.

Tal vez sea verdad esto que les digo. Tal vez sea verdad que todos los días de agosto son domingo. Agosto es como un paréntesis en la vida, cada año. El mundo se para a nuestro alrededor y, como en domingo, no pasa nada que tenga mayor trascendencia. Nada. O, al menos, eso parece.

Ya llegará septiembre, a no mucho tardar, con sus lunes. Porque en septiembre, créanme, todos los días son lunes. Y la nada de estos domingos sin final se transformará en un todo agobiante que nos devolverá a una realidad que en agosto se viste de fiesta para vivir la vida con la ropa limpia de los domingos.

A veces pienso que el tiempo no existe. Que sólo existe porque nosotros lo medimos. Que sólo existen los domingos. Así que cada año, cuando llega agosto, me quito el reloj y lo guardo en la mesita de noche junto a las cosas importantes, como la pluma estilográfica, la corbata y las llaves del coche. Y la prisa, aunque esa no va a la mesita. La prisa la guardo en un cajón de la nevera durante el mes de agosto.

De niño aprendí muchas cosas. Muchas de ellas en esas tardes de domingo junto a la mar. Y me enseñaron a valorar que la calma de las olas quietas se puede resumir en un poema, que la belleza de la espuma cabe en cuatro versos, que la paz de un viento en calma se revive en la calidez de un abrazo y que la verdad se dice cuando se da un apretón de manos. Siempre creí, cuando todo era en domingo, que con esas cuatro cosas se podía ir muy bien por la vida. Luego descubrí los lunes y la cosa cambió.

Los lunes, agosto no tiene ni lunes ni viernes porque todos los días son domingo, los lunes llegarán en septiembre. Pero de momento prefiero creer que todos los días de agosto son domingo, aunque agosto no tiene domingos.

FOTO: Autorizada por el autor del artículo publicada en ABC

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