El 23 de abril celebramos el Día del Libro y también en el que murieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare en 1616 y por ello decidí que ya iba siendo hora de darle espacio a la época del Bardo de Strattford, como lo llamaron los suyos, la Época Isabelina que fue la de la Reina Isabel I (1533-1603).
La Era Isabelina (1558-1603) correspondió con un florecimiento cultural nunca antes visto, el rescate de ideales clásicos griegos y romanos como la glorificación del monarca, la expansión del imperio, las artes escénicas y pictóricas para ensalzar la imagen de Britannia, antiguo nombre de Inglaterra y que a su vez constituyó el establecimiento definitivo del protestantismo en el país y las guerras con España.
Mientras Europa se enfrentaba a guerras civiles entre católicos y protestantes, Inglaterra tuvo un largo período de paz interna y se estableció un gobierno centralizado y una división equitativa de poder entre el parlamento y la corona, aunque el poder del monarca era inviolable y no sería hasta el siglo XVII cuando este poder se cuestionó, lo que originó siete años de guerra civil entre los parlamentarios y los realistas.
Isabel I fue una monarca absoluta, pero supo ocupar su lugar y compartir el poder con el parlamento, a ello se le unió su extraordinaria inteligencia y cultura ya que la propia Reina fue una intelectual destacada y que gracias a su educación hablaba latín y griego, sumándose el italiano, francés y español, algunos aseguran que muchas obras y poemas de Shakespeare los escribió realmente ella. Fue una mecenas entusiasta del teatro y amparó a Shakespeare bajo su protección llegando este a montar los escenarios y a dirigir las obras en la corte real, donde, a diferencia de los teatros, las mujeres si podían actuar. En esa época florecieron otros autores de renombre como Edmund Spencer por su poema La Reina Hada en el que se glorificaba a Isabel a quien llamaron también Gloriana, Astrea o la Reina Bess, Christopher Marlowe por el Judío de Malta, La Masacre de París o Doctor Fausto y Ben Jonson por sus mascaradas para la corte.
La Época Isabelina se destacó también por los comienzos del Imperio Británico en Ultramar y el auge de su economía por el comercio de lana con los Países Bajos y el descubrimiento y fundación de nuevos estados, como el de Virginia, bautizado así por Walter Raleigh en honor de la supuesta virginidad de Isabel I, quien jamás se casó ni tuvo hijos y la cual cuando supo como se llamaba ese estado, dijo en tono sarcástico ante la corte:
-Virginia ¿Y cuando me haya casado Sr Raleigh le cambiaréis el nombre por Consortia?
Las sombras que acompañaron al Período Isabelino fueron dos principalmente. Una fue la enemistad con España y el saqueo de sus barcos de oro del Nuevo Mundo por corsarios pagados por Isabel I, la otra fue el cautiverio de María Estuardo, la Reina católica de Escocia durante 20 años,
rival de Isabel al trono inglés, terminando en la ejecución de esta pese a ser primas. En esto último Isabel tuvo remordimientos durante años, pese a la probada culpabilidad de María en un atentado orquestado por España y el Papa contra Isabel para asentarla a ella en el trono. La última amenaza al reinado de Isabel fue en 1588 con la fallida intervención de la Armada Invencible para invadir Inglaterra, tras aquello Isabel respiró tranquila en su trono.
Con sus luces y sus sombras Isabel fue una gran reina. Inteligente, sagaz, diplomática y tolerante con los católicos, pero también podía ser dura, cruel e implacable cuando veía peligrar su vida o su poder. Fue tolerante con los católicos, pero aplastó todo intento de rebelión de estos cuando intentaron derrocarla, llegando a la tortura y al terror en la Torre de Londres mediante su canciller de espionaje, Francis Walsingham, quien descubrió todas las conspiraciones contra la reina mediante la tortura y el interrogatorio. Isabel no tuvo alternativa en ese asunto, desde los tres años había aprendido a sobrevivir y se juró que nunca más volvería a pasar por lo que pasó de niña y adolescente cuando su padre ejecutó a su madre y la repudió como hija durante años, amén de haber pasado por la Torre bajo el reinado de su hermanastra María I la Sanguinaria.
Cuando murió en 1603 Isabel dejó un reinado de 45 años y un país rico y pacificado, con un alto nivel cultural. El llamado Teatro Isabelino pervivió bajo el reinado de su sucesor Jacobo I, gran amante del arte escénico e hijo de María Estuardo. Shakespeare aún pudo vivir 13 años más de prosperidad artística y su compañía acabó siendo parte de la Compañía del Rey.
Añadiré como extra que ya presintiendo su final cerca Isabel I pidió ver El Sueño de una Noche de Verano de Shakespeare, pues gustaba de compararse con la Reina Titania. El último gesto de Isabel fue poner el anillo real sobre su pecho, pues ella dijo que su único esposo e hijos habían sido siempre Inglaterra y sus súbditos.
¡FELIZ DÍA DEL LIBRO Y SAN JORGE!
[…] Enlace al post original […]