sábado, abril 20, 2024

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Preámbulo del cuento “Monólogo de una jumillanica”

En la revista de información local y cultural denominada “El Picacho” en el número 116, en mayo de 2007, me publicaron un pequeño, cuento titulado “El deseo de una jumillanica”.

Con algo de añoranza lo leí y pensé:

“¡Ya tengo tema para mi nuevo artículo!

Lo leerán reestructurado, conservo el mismo tema y argumento, pero ahora en forma de monólogo y lo he vuelto a bautizar, ahora lo titulo “Monólogo de una jumillanica”.

Está cuajado de palabras en desuso, otras, simplemente cambios de consonante, como de pequeña escuchaba:

“¿Tan contratao ya pa la mendimia?”

Creo, sentimos curiosidad y añoranza, cuando topamos con éstas, ya casi arrinconadas palabras, que van a ser las protagonista en éste y en el siguiente artículo.

“Comencipiamos” enumerándolas o definiéndolas “a grosso modo”.

“Abujero, zurcio, agüela, zagalejo, abalorios, picaporte, tiznas, pajal, tenacillas, agora, mesmo, zancajos…”

Éstas que siguen se intuyen por el contexto, cuando se lee el cuento pero “por si las moscas” voy definirlas tal como yo las pienso o sea definiciones “de andar por casa”.

Son las acepciones de esas palabricas de mi cuento.

“Mandorga” es la barriga.

“Avío” son los preparativos para hacer la comida o preparar las viandas en una fiambrera, para llevar la comida al trabajador que está en la siega, la trilla etc.

“Regolver” significa revolver prendas o enseres para encontrar una en especial y también tiene el significado de vomitar.

“Alca”, arca.

“Emperifollar” peinar los cabellos con volumen y en desorden.

“Cociol”, un recipiente grande ovalado, donde nos bañábanos en casa, por falta de aseos.

“Miaja”, un poquico de algo.

“Culico”, cuando queda poco líquido en el fondo de un recipiente.

“Jarana”, ir de fiesta.

“Mandurria”, bandurria.

“En toavía”, todavía.

“Enclava”, que se queda mucho tiempo en un sitio o como huésped.

“Rosas”, palomitas de maíz.

“Enricochinao”, que tiene un berrinche, que dura más de la cuenta.

“Repalandoria” hace alusión a las palabras que dice el sacerdote o persona civil en la boda, también lo que piensa o siente uno cuando están corrigiendo su conducta, y también pensar de quien lo dice, que está siempre con la misma historia.

“Apenca”, que sufre las consecuencias de algo.

Entramos, ahora en los modismos del argot jumillano, comunes, tal vez con otros pueblos limítrofes.

Tuvimos una fábrica de anís y aguardiente, que la llamábamos, la de los Aurelios, y ostentaba una chimenea muy alta, y muy negra, que parecía iba a horadar el cielo, y de esa suciedad surgió un dicho despectivo, que luego veremos en el cuento.

“Enredás”, es un baile típico, jumillano, ancestral, pues data de la época de los romanos, como su nombre indica, cuesta su aprendizaje, pues al menor descuido se enreda una.

“Llevo a hombros” alusivo al Cristo Amarrado a la Columna, del escultor murciano Francisco Salzillo, sito en el Convento de Santa Ana del Monte en Jumilla.

El Domingo de Ramos por la tarde se sube andando al convento, que dista cinco kilómetros del pueblo, y los mozos entran en sorteo y se turnan para bajarlo a hombros, alternándose de trecho en trecho.

Éste llega al pueblo al anochecer, acompañado de cornetas y tambores, entrando en la Iglesia Mayor de Santiago, entre aclamaciones y vítores.

Para cualquier jumillana, es un honor y una satisfacción, que el amor de nuestras vidas hayan “bajao” al Cristo a hombros.

La “agüelica” Santa Ana, es una imagen románica, que luego policromaron los frailes y está en el convento que porta su nombre, allí conviven franciscanos alcantarinos y San Pascual Bailón, hizo de limosnero cuando habitó allí, tuvo como amigo, además de hermano al Beato Andrés Ibernón, nacido en Alcantarilla (Murcia).

Nuestro jardín principal lo llamamos el Jardín de Abajo, pero en realidad su nombre es Jardín del Rey Don Pedro, monarca que fue un benefactor para mi pueblo, pues su término municipal es el tercero de España en extensión después de Jerez de la Frontera y Lorca, gracias a él que donó muchas tierras del Marquesado de Villena.

La Iglesia Mayor que nombré anteriormente es de siglo XV, donde conviven el gótico barroco y neoclásico, su retablo es el que ilustra este artículo.

Quienes recuerden el retablo de la catedral de Burgos observaran su similitud, hecho que es debido que en aquella época de sus construcciones respectivas, existió un trasiego de maestros y artesanos de la capital nombrada y mi pueblo.

Me he embarcado en este viaje en el tiempo hacia esos años, donde era, como saben, muy diferente y que yo por mi avanzada edad he vivido los coletazos de aquellas costumbres, en muchos casos, casi medievales.

Todo lo que sea acercarnos al corazón de los pueblos es loable, es bueno.

Con este mínimo de historia y lingüística, espero haberles despertado cierta curiosidad por mi patria chica.

Que disfruten próximamente con mi cortico y sencillico cuento, que en breve estará con ustedes

*Imagen facilitada por la autora de la publicación.

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