sábado, octubre 12, 2024

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Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén

Estimadas autoridades, representación del Ateneo Mercantil de Valencia, damas, caballeros, amigos y asistentes todos a esta cuarta conferencia de la primera parte del ciclo de conferencias que el Ateneo y yo mismo, vamos a dedicar a las grandes órdenes militares, de caballería y hospitalarias. Sed bienvenidos y espero/esperamos, que esta serie de conferencias sea de vuestro agrado, pues con ella nos hemos propuesto acercar al gran público este mundo, a veces un tanto desconocido.

Quiero agradecer a doña Carmen de Rosa Torner, presidente de la Casa donde nos encontramos, el Ateneo Mercantil de Valencia, y a toda su Junta Directiva por amparar y apoyar este ciclo de conferencias. También quiero agradecer a mi gran amigo Manuel Salvador Sanchís, por su apoyo incondicional a este proyecto, y a todos los amigos que hoy estamos llenando esta gran Sala Sorolla, pues sin todos vosotros, todo nuestro esfuerzo no tendría sentido.

Esta cuarta conferencia de esta primera parte del ciclo, está dedicada a la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén.

Y así, para comenzar, vamos a remontarnos muy lejos cronológicamente hablando, pues nos vamos a ir al año 125 a. C.

Jerusalén está gobernada por un sacerdote llamado Juan Hircano I (164 a. C.-104 a.C.), hijo del Sumo Sacerdote Simón Macabeo (¿? -135 a.C.) de la dinastía de los Asmoneos, el cual hizo abrir la tumba de David y en ella encontró un tesoro con el que fundó un hospital para leprosos.

Con respecto a esta historia, una descripción de la Ciudad Santa realizada 1151, nos dice que;

«Antes de los muros de Jerusalén, entre la puerta de Esteban y Tankred-Turm, se encuentra el hospicio militar de los leprosos que Juan Hircano I, un príncipe judío que recibía los recursos, con eso de la tumba del rey David».

Pero, además, en un documento del 25 de junio de 1343 el rey Juan II de Francia, llamado “el Bueno” (1319-1364), menciona que la Orden de San Lázaro existe; «desde hace los días del gran emperador Vespasiano».

Documentalmente queda patente que la Orden de San Lázaro tal cual la conocemos actualmente, no se creó antes de Cristo, y esto no pasa de ser una bonita leyenda. Mas, lo realmente patente es que la orden nace en las leproserías de Jerusalén y se encomienda a San Lázaro, pues éste resucitó de entre los muertos gracias a la intercesión de Jesucristo, después de estar cuatro días muerto, y, además, no hemos de olvidar, que San Lázaro es el patrón de los leprosos y mendicantes.

Hay historiadores que aseguran que el germen de la orden se creó en 370 cuando San Basilio de Cesarea, llamado “el Magno” (329-379), se proclamó maestre de una leprosería con el nombre de San Lázaro, aunque la orden no se organizaría como tal, hasta el siglo XI, estando dedicada inicialmente tan sólo, a asistir a los leprosos de los Santos Lugares, con la particularidad de que incluso los admitía en sus filas como monjes y caballeros, aunque no participaban en la elección del Gran Maestre.

Jean Pierre Alem, (1912-1995), novelista y ensayista francés, en su libro «Armenia» de 1959 dice;

«Se es observado que, en el año 370, algunos monjes armenios bajo el liderazgo de San Basilio cuidaban de enfermos leprosos. Aquellos monjes formaban el origen de la Orden de San Lázaro.»

Esta enfermedad ulcerosa, de síntomas visualmente dramáticos, en aquel tiempo se creía muy contagiosa, hoy se ha demostrado que no es así, pero aún sin serlo, por lo menos tanto como se creía, a causa de las pésimas condiciones higiénicas reinantes en aquel momento, se extendía con facilidad afectando a cualquier persona, y con ello, a miembros de todas las órdenes, incapacitándolos para continuar en las mismas.

Lo habitual era que los enfermos de lepra se marginaran y recluyeran en los lazaretos, en las leproserías, y los que no eran recluidos estaban obligados a hacer sonar unas tablillas conocidas como, Las Tablillas de San Lázaro, para avisar de su presencia, y así quien quisiera, se pudiera ir y no coincidir con el leproso.

Mas, en el caso de los caballeros de las órdenes existentes, podemos comprobar en algunos fragmentos del Libro de Reyes del Reino Latino de Jerusalén, que dice que, los caballeros de San Juan del Hospital y del Temple que contrajeran la lepra debían abandonar su orden e ingresar en la de San Lázaro. Así pues, esta fue una alternativa para continuar siendo guerreros y luchar por sus ideales, y con esto, de esta manera, comenzó a militarizarse la orden.

Godofredo de Bouillon (1060-1100), conquistó Jerusalén en 1099 como líder indiscutible de la Primera Cruzada y creó el Reino de Jerusalén, siendo su primer rey Balduino I de Jerusalén (1058-1118). Tras ello, Gerardo Tum (1040-1120) fundó la Orden Hospitalaria de San Juan del Hospital, y la puso a disposición de Godofredo de Bouillon, quien le confirmó como maestre de la orden.

Posteriormente, Gerardo Tum, del hospital de la orden de San Juan, separó un lazareto que construyó extramuros de Jerusalén, aunque continuó perteneciendo a la Orden de San Juan. Pero años más tarde, en 1115, fundó una nueva orden para ese lazareto, la Orden de San Lázaro de Jerusalén, la cual tomó la Regla de San Agustín y fue confirmada por el papa Pascual II (¿? -1118).

Años después, el rey de Francia Luis VII (1120-1180) en 1149, tras la Segunda Cruzada, que se extendió de 1145 a 1149, llevó a Francia doce caballeros de San Lázaro, donándole a la Orden en 1154 el castillo de Boigny para que estableciera su encomienda general. Esto hizo que la orden se extendiera enormemente en Francia, llegando a ser muy poderosa.

La primera referencia escrita sobre la Orden de San Lázaro, es una carta del rey Enrique II de Inglaterra (1133-1189) en 1159, realizándole una generosa donación y refiriéndose a ellos como los, «Caballeros y Hermandad de San Lázaro». Mas, el primer documento que explícitamente menciona a la Orden, es de 1227, siendo una concesión de indulgencias para quien donara limosna al hospital.

Años más tarde, en 1174, en Jerusalén, fue coronado el rey Balduino IV (1161-1185), llamado “el Leproso” o “el Santo”, a quien se le atribuye la oficialización del carácter guerrero de la orden, pues en sus campañas como las de Beqaa o Montgisard, iba escoltado por caballeros lazaristas que luchaban hasta la muerte, pues ese era siempre su destino en caso de derrota, ya que ningún ejército quería tener prisioneros con lepra, y los ejecutaban con extrema rapidez y sin piedad. Esto llevó a que los caballeros lazaristas se ganaran el apelativo y fueran conocidos como, los Caballeros Suicidas.

Cuenta una leyenda la hazaña del caballero lazarista Gismond D’Arcy, el cual vio en una batalla que el rey había caído y estaba siendo rodeado por el enemigo. Mas, sin pensarlo dos veces se lanzó sobre el rey y lo cubrió con su cuerpo. Se cortó un brazo y lo arrojó al enemigo, haciendo que este huyera por miedo a contagiarse. En su huida los islámicos perdieron su bandera con su color característico verde encendido, color que desde ese momento quedó asociado a la Orden de San Lázaro plasmándolo en su cruz. Al margen de esta leyenda, otros historiadores comentan que el verde es el color de la esperanza, y por ello fue elegido para identificar a la orden.

Durante el siglo XVII los lazaristas fueron una potencia en el mar, con una flota de hasta diez fragatas, y por su afinidad con Francia, eligieron el puerto de ciudad de Saint Maló como centro de sus operaciones marítimas.

Militarmente los lazaristas participaron en muchas batallas como la de Gaza del 18 de octubre de 1244, en la que, por desgracia, murieron todos los combatientes. En 1250, participaron en la desastrosa Batalla de Mansura junto a caballeros templarios, sanjuanistas y teutónicos. Sin olvidar que también participaron en la Séptima Cruzada, en el frente de Siria entre 1250 y 1254, y, además, en el ejército de Juana de Arco (1412-1431).

Entretanto, en 1253 el papa Alejandro IV (1199-1261) puso a los lazaristas bajo la protección de la Santa Sede, y el 11 de abril de 1254, a través de la Constitución Apostólica Cum a nobis los dotó de estructura militar y les impuso la regla de San Basilio, desechando la Regla de San Agustín que habían seguido hasta entonces.

La Orden de San Lázaro reconocida por papas, como Inocencio IV (1195-1254) y Pablo V (1550-1621), tenía grandes posesiones en Palestina, pero tras el asedio de San Juan de Acre en 1291, último bastión cristiano en Tierra Santa, donde la orden tenía un hospital y una leprosería, fue conquistada por los mamelucos, comandados por Al-Ashraf Salâh ad-Dîn Jalîl ben Qala’ûn (1263-1293), más conocido como Al-Ashraf Jalîl, y con ello cayó el Reino de Jerusalén.

Tras esto, los lazaristas supervivientes se establecieron en Chipre, Sicilia, y Cápua, conformándose dos importantes ramas en la orden, la francesa de la Encomienda de Boigny, y la italiana de la Encomienda de Cápua, (Posteriormente llamada Encomienda Maltesa), confirmadas por el toro del papa Inocencio VIII (1432-1492), de 1489, aunque también se fundaron prioratos y encomiendas en Inglaterra, Hungría, Flandes y otros países europeos.

Además, el 5 de abril de 1489, el papa Inocencio VIII mediante la bula Cum Solerti Meditatione Pensamu, decidió unir la Orden de San Lázaro a la de San Juan del Hospital, pero, la rama francesa no estuvo de acuerdo y continuó su quehacer al margen de esta bula. Y así, la encomienda de Boigny, deseada también por los sanjuanistas, en 1493 eligió a François d’Amboise (¿? -1500) como nuevo comendador, tomando, además, el título de Gran Maestre General de San Lázaro.

François d’Amboise era sobrino del cardenal Georges d’Amboise (1460-1510) primer ministro del rey, y de Emery d’Amboise (1434-1512), representante de la lengua francesa de la Orden de San Juan del Hospital y Gran Maestre de esa orden en 1503.

Así pues, debido a sus parentescos y los altos cargos de estos, los sanjuanistas quisieron hacerse con las propiedades de la Orden de San Lázaro en Italia y España, y, además, tras fallecer Françoise d’Amboise en 1500 los sanjuanistas también reclamaron las posesiones lazaristas en Francia.

A Françoise d’Amboise, le sucedió Agnan de Mareul (1500-1519), el cual, aunque no tenía los mismos parentescos ni relaciones políticas, también rechazó frontalmente la supresión de su orden, e ignoró la confirmación de la unión de su orden, la de San Lázaro, con la de San Juan del Hospital, emitida por el papa Julio II (1443-1513) el doce de julio de 1505, haciendo que los enfrentamientos entre lazaristas y sanjuanistas se perpetuaran en el tiempo.

Ante esta situación, el papa León X (1475-1521) anuló la unificación de las dos órdenes exigida por su predecesor, y el rey Enrique II (1519-1559), por la autoridad otorgada a su padre en el Concordato de 1519, y con el consentimiento de los caballeros de la orden, asumió el derecho a nombrar al Gran Maestre de San Lázaro.

Nos vamos ahora, hasta febrero de 1548, cuando el parlamento de Paris dictaminó que la regencia de la encomienda de San Lázaro en Boigny era de los caballeros franceses, y así, en 1557 nombran Gran Maestre a Jean de Lévis, caballero de la orden sanjuanista, adquiriendo ésta el control real sobre la orden de San Lázaro.

Su sucesor Michel de Seurre (1539-1593), nombrado Gran Maestre en 1564 por el rey Enrique III de Francia (1551-1589), también era caballero de la orden sanjuanista, el cual fue confirmado por el papa Pío IV (1499-1565), el 10 de junio de ese mismo año, como Comendador de Boigny, pero no como Gran Maestre, pues el único priorato reconocido por la Santa Sede, era el de la rama de Cápua, así, el 9 de febrero de 1565 el toro papal Inter Assiduas, otorgó privilegios diferenciados a la Orden de San Lázaro, nombrando a Giannoto Castiglione Gran Maestre de la rama de Cápua.

Continuando con la rama francesa, el sucesor de Michel de Seurre, que fue Françoise Salviati, también era caballero sanjuanista, y al igual que sus predecesores, consideraba la Encomienda de Boigny como subordinada de la Orden de San Juan del Hospital.

Al comenzar a controlarse médicamente la lepra, las leproserías y, también la Orden de San Lázaro, comenzaron a perder su razón de ser fundamental. Así con esta perspectiva a la vista, el papa Gregorio XIII (1502-1585), mediante su bula Pro comissa nobis, de 1572, unió la Orden de San Lázaro con la Orden de San Mauricio de los Duques de Saboya, dando origen a la orden dinástica, la de los Santos Mauricio y Lázaro, la cual aún existe a día de hoy.

Pero los reyes franceses no aceptaron esa unión, y la rama de Boigny, con su Gran Maestre Michel de Seurre al frente, rechazó esa unión con la Orden de San Mauricio en el Capítulo General del 9 de mayo de 1578 con el apoyo del rey Enrique III de Francia, aunque años después, el rey reconoció al Duque de Saboya como Gran Maestre de la Orden, hecho que provocó las protestas de los Caballeros lazaristas de Boigny y los sanjuanistas.

Con estas separaciones y protestas, llegamos a 1608, año en que el rey Enrique IV de Francia (1553-1610) a través las Reales Cartas Patentes del 31 de octubre de ese año, une la Orden de San Lázaro y la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, fundada el 16 de febrero de ese mismo año 1608 por la bula Romanus Pontifex del papa Pablo V, nombrando Gran Maestre a Filiberto de Nérestang, el cual nunca fue confirmado por la Santa Sede, pues el 28 de febrero de ese mismo año, mediante la bula Militantium Ordinun, el papa se reservó el derecho a nombrar Gran Maestre.

A la unión de las órdenes se le llamó, Reales y Militares Ordenes de Nuestra Señora del Monte Carmelo y de San Lázaro de Jerusalén, y se le otorgaron unos estatutos que reforzaron enormemente el control del rey de Francia sobre la misma, pasando a ser una de las mayores órdenes vinculadas a la Dinastía Borbónica.

Hasta aquí, tenemos dos ramas de la Orden de San Lázaro totalmente diferentes. La rama de la Encomienda de Boigny, bajo la protección de los reyes de Francia, y unida a la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Y la rama de la Encomienda de Cápua, bajo el protectorado papal, y unida a la Orden de San Mauricio. La Orden de San Lázaro era como un bomboncito que todos querían para sí.

En julio de ese mismo año 1608 el rey Enrique IV presentó en Fontainebleau un proyecto de disolución de Orden de San Lázaro que nunca llegó a materializarse. Y así, volviéndose atrás, el mismo rey Enrique IV, el 29 de mayo de 1609 en una carta enviada al Gran Maestre Filiberto de Nérestang confirma los derechos de la Orden de San Lázaro sobre todas sus Encomiendas, Prioratos, bienes y posesiones. Existe una carta de similares características fechada el 26 de octubre de 1612, del rey Luis XIII (1601-1643), dirigida al Gran Maestre Claude de Nérestang, sucesor de Filiberto de Nérestang.

Nos vamos hasta 1664, pues bajo el reinado del rey Luis XIV de Francia (1638-1715), se realizó la primera reforma de la orden, en la que el rey confirmó sus privilegios sobre la misma. En junio de 1757 el rey Luis XV de Francia (1710-1774), realizó una nueva reforma. Y la última gran reforma, la realizó el rey Luis XVII de Francia (1755-1824) nombrado Gran Maestre en 1773.

Regresemos a 1668, pues con la bula del Cardenal Luis de Borbón-Vendôme (1612-1669) de 5 de junio, dirigida a Carlos Achille de Nérestang, Gran Maestre de las Reales, Hospitalarias y Militares Ordenes de Nuestra Señora del Monte Carmelo y de San Lázaro de Jerusalén, se confirmó la unión de las mismas.

Y, un año después, el 18 de mayo de 1669, el rey Luis XIV promulgó unas Cartas Patentes dirigidas al Gran Maestre, priores, comendadores, hermanos y caballeros de la orden, confirmando los privilegios otorgados. Años más tarde, el 27 de febrero de 1672, un edicto del Gran Consejo confirmó el derecho de los miembros de las ordenes unidas a titularse “mi Señor” y “Caballero”. En este momento la orden alcanza un gran esplendor al recibir grandes cantidades de dinero, llegando a utilizarla el rey Luis XIV para condecorar a personas de la pequeña nobleza y de la burguesía.

De otro lado, en 1776 la Orden de San Juan del Hospital, reconoce formalmente a la Orden de San Lázaro y abandona todas sus pretensiones sobre ella, y por medio de un edicto de la Asamblea Nacional de 30 de julio de 1791, promulgado por el rey de Francia, la unión de las órdenes de San Lázaro y del Monte Carmelo fue definitivamente abolida.

El rey Luis XVIII de Francia (1755-1824), llamado “el Deseado”, fue Gran Maestre hasta 1814, otorgando desde el exilio la cruz de la orden a quienes le ayudaron. Y desde 1814 hasta 1841 la orden estuvo bajo la dirección del Consejo de Oficiales, los cuales se fueron sucediendo según pasaban los años.

En este impasse el ministro del rey, el 31 de agosto de 1823, dijo que la Orden de San Lázaro no se concedería nunca más. Y el 5 de mayo de 1824, el Gran Canciller de la Legión de Honor en un manifiesto, indicó qué órdenes podían ser ostentadas en Francia, y, de las Ordenes de San Lázaro de Jerusalén y Nuestra Señora del Monte Carmelo, que para estos efectos aún estaban unidas, dijo:

«esta última no se ha concedido desde 1788 y está destinada a su extinción».

De esta manera, el rey Luis Felipe I de Francia (1773-1850) el 10 de febrero de 1831, llegó a prohibir lucir la cruz lazarista, pero aun a pesar de esa prohibición, algunos caballeros continuaron luciendo sus insignias.

Mas, en 1841, durante la visita a París del Patriarca Melquita Máximo III Miguel Mazloum (1779-1855), le pidieron al mismo que se hiciera cargo del protectorado de la Orden, y este aceptó, extendiéndose el protectorado melquita desde 1841 hasta 1930, en que el patriarca melquita Cirilo IX Moghabghab (1855-1947) abandonó el patronazgo de la Orden, aludiendo que, nunca fue reconocido oficialmente por Francia ni por la Santa Sede, pero posteriormente el Patriarca Greco Católico Melquita de Antioquia, de todo el Oriente y de Alejandría, volvió a concederle su protección a la orden manteniendo su relación con la misma hasta nuestros días.

Pero en ese mismo 1930 Francisco de Paula de Borbón y de la Torre, duque de Sevilla (1882-1952), fue nombrado Teniente General del Gran Maestrazgo, y elegido en 1935 como Gran Maestre de la asociación Orden de San Lázaro creada sobre 1910, a la cual se unieron en España numerosos miembros de la familia Borbón-Sevilla.

Y en ese prolífico 1930, surgió un conflicto ente Paul Watrin, que quería un solo grado de Caballero o Dama, con una insignia sencilla, y el tándem formado por Paul Bertand y Otzenbergeer, que apostaban por algo más ambicioso, pomposo y complejo, opción esta última que al final se impuso.

Con fecha de 26 de junio de 1935, coincidiendo con el año del nombramiento como Gran Maestre de la Orden de San Lázaro a Francisco de Paula de Borbón y de la Torre, la misma registró sus Estatutos en España, y por fin el 9 de mayo de 1940 mediante una publicación en el BOE (Boletín Oficial del Estado), se la reconoce con carácter oficial, y es declarada de utilidad pública en todo el territorio nacional.

Años más tarde, en 1980 se registraron unos nuevos Estatutos. Y el 8 de octubre de 1999, se aprueban unos nuevos Estatutos y Regulaciones Generales, definiendo a la orden como; «una Organización No Gubernamental (ONG) Internacional», en la que, para ingresar, se debe profesar la fe cristiana, se debe tener buena posición económica, y acatar las leyes y normas de la orden.

Y, según algunos historiadores, estos requisitos, más otros algo más gravosos, los recogió en una carta datada en agosto de 1993, el Caballero John E. Goggin (¿? -2014), Canciller del Priorato de América, el cual estableció los requisitos necesarios para el ingreso de los futuros caballeros, damas o capellán mayor, debiendo ser estos, o haber sido, altos mandos civiles o militares, o artistas de reconocido prestigio. A día de hoy estos dos últimos requisitos propuestos por John E. Goggin, no son imprescindibles.

Con fecha de 30 de julio de 1997, el Barón de Castelmore Roger Carlton Sherman, Gran Bailio de los Estados Unidos de la Obediencia Maltesa, quiso unificar las dos obediencias, maltesa y francesa, pero el intento resultó fallido.

Salas, el Gran Prior de Languedoc, fundó una Academia en Montpellier con las rentas de diversas encomiendas, y este fue el germen de la Academia Militar de la Orden de San Lázaro, donde se enseñaba a los jóvenes aspirantes, instrucción militar, equitación, esgrima, matemáticas y geografía. Y en 2003, la Orden de San Lázaro constituyó la Academia Internacional de Nuestra Señora del Monte Carmelo, para estudiar la Caballería Mediterránea Occidental y la Historia Lazarista Contemporánea.

Ya en nuestra historia más reciente, en la conferencia internacional de la orden celebrada en 2004 en Toronto, por fin se reunificaron las dos Obediencias existentes, la maltesa y la francesa, nombrando a Francisco de Paula de Borbón y Escasany, duque de Sevilla (1943), el 48º Gran Maestre, siendo vitalicio este cargo. Pero los partidarios del conde Felipe Piccapietra no lo aceptaron y eligieron a Carlos Felipe de Orleans (1973) como 49º Gran Maestre de la orden, creándose una nueva escisión conocida como Obediencia de Orleans, aunque esta renunció al gran maestrazgo en 2010, dirigiendo la orden miembros del Gran Maestrazgo hasta 2015 en que el príncipe Sixto Enrique de Borbón (1940) fue nombrado Gran Maestre de la Orden, creándose la llamada Obediencia de Jerusalén, única obediencia de la Orden de San Lázaro en la actualidad.

Los miembros de la orden se dividen en:

  • Caballeros de Justicia, los cuales pueden asistir a los Capítulos de sus respectivos Prioratos.
  • Los Caballeros de Devoción, Caballeros no religiosos dentro de la orden.
  • Y los afiliados, los cuales no pueden utilizar el uniforme de la orden, constituyendo estos el último escalafón dentro de la estructura jerárquica de la orden.

La Militar y Hospitalaria Orden de San Lázaro de Jerusalén, en la Unión Europea mantiene el status de Observador. Siendo, además, desde 1982, Organismo Internacional con Fines Humanitarios, status concedido por la Comunidad Económica Europea.

Los Símbolos de la orden son:

  • La cruz verde de ocho brazos, llamada por algunos historiadores, cruz de malta verde.
  • El sello, compuesto por sus armas, rodeadas por la inscripción “Sancti Ordinis Sancti Lazari in Hierusalem”.
  • El escudo.

El escudo actual data del Capítulo del 17 de diciembre de 1933, en el que cabe destacar que sobre la cruz de ocho puntas se le sobrepone una cruz griega, también de color verde, que era la que utilizó la orden habitualmente hasta 1556.

El lema de la orden en latín es: “Atavis et Armis”, algo así como, Antepasados y Armas.

La sede de la orden ha estado situada en diferentes lugares, como Jerusalén, San Juan de Acre y el Castillo de Boigny, en Francia, siendo este en la actualidad, aun estando en ruinas, la sede titular de la orden. Mas, la Sede Magistral de la orden se situaba en la localización que designaba el Gran Maestre, hasta que durante el quinquenio 2010-2015, se volvió a restaurar la Sede en Jerusalén después de 852 años, con la creación de la Obediencia de Jerusalén.

Durante el tiempo en que el Teniente Coronel Robert Gayre participó activamente en la Orden, esta admitió a Caballeros y Damas no-católicos, pero este extremo iba en contra de los principios fundamentales de la orden, causando frecuentes disputas entre sus miembros y dividiendo la orden en tres. Una de las ramas desapreció rápidamente, quedando finalmente la orden dividida entre los partidarios del duque François de Cossé-Brissac (1929) y los partidarios de Francisco de Borbón y su hijo el duque de Sevilla.

En España, el Priorato español tuvo como padrino al Cardenal Marcelo González Martín (1918-2004), quien fuera primado de Toledo, y como protector al Cardenal Silvio Oddi (1910-2001).

Actualmente los miembros de la orden son Caballeros y Damas, religiosos y laicos comprometidos con la práctica de la fe cristiana, los cuales buscan la perfección espiritual, dedicando sus esfuerzos al servicio de los desamparados y enfermos, aunque no sólo de lepra. Siendo los fines específicos de la Orden, preservar y defender la fe cristiana, socorrer, asistir y ayudar a cualquier persona necesitada, y, además, promover y mantener los principios y tradiciones de la Caballería, y seguir las enseñanzas de Cristo.

El uniforme que utilizan los caballeros de la Orden de San Lázaro es de color negro, como luto por la pérdida de los Santos Lugares, y es de corte militar. En los laterales de los camales del pantalón, se lucen sendas bandas verdes, y en la chaqueta, la bocamanga de la misma también es de color verde, pudiéndose lucir, según el rango, un sable. Sobre este conjunto se luce una capa también de color negro con el forro en verde, la cual, en la parte delantera izquierda lleva bordada una gran cruz verde de ocho puntas.

Las mujeres visten traje negro hasta los pies, y mantilla y peineta negra. En el lado izquierdo frontal superior del vestido, lucen la cruz de la orden con un lazo verde.

Con esto, queridos amigos, llegamos al final de estas breves pinceladas dedicadas a la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, las cuales espero que hayan sido de su agrado e interés. La próxima conferencia se realizará Dios Mediante, el día 7 de febrero de 2019 en la que hablaremos sobre la Imperial y Real Orden de San Esteban de Hungría.

Esperamos contar con vuestra asistencia, y hasta entonces, tened una buena vida.

Bibliografía

Libros

– L ‘Armenie. Alem Jean Pierre Alem

– Acta historiae Sancti Lazari Ordinis. Sancti Lazari Ordinis Academia Internacionalis, Malta.

– Diccionario Histórico de las Órdenes de Caballería. Bruno Riglat y Nocilás.

– Diccionario de las Órdenes de Caballería y Corporaciones Nobiliarias. José María de Montells y Galán.

– Armorial de la Orden Militar de San Lázaro de Jerusalén, Belén y Nazareth, dicha de San Lázaro. Fundación San Lázaro.

– Biographies Ordo Sancti Lazari Hierusalem. Charles Savona-Ventura.

– Bellezas de la historia de las Cruzadas. M. G.

– The Grand Priory of the Maltese Islands of the Mulitary & Hospitaller Order of Saint – Lazarus of Jerusalem. Charles Saona-Ventura

– Storia degli ordini monastici, religiosi, e militari e delle congregazioni secolari. Giuseppe Salani y Vincenzo Giuntini.

– The sword and the Green Cross. Max J. Ellul

Webs

– Saint-Lazare International

– San Lázaro.org

– Magazine Cultural Independiente

– La Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén

– Heráldica.com

– Ordeofsaintlazarus.com

– Gran Priorato de España de la Orden de San Lázaro

– Wikipedia

– Didacterion.com

– Clasificación de los documentos pontificios

– Gran Priorato de la Isla de Malta.

– Universidad de Malta.

Otros

– La medicina en tiempos de Las Cruzadas.

– La Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, y la medicina durante las cruzadas.

– Carta Constitucional de la Orden de San Lázaro de Jerusalén.

– Revista Atavis et Armis.

– Diario Monarquía Confidencial.

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