viernes, abril 26, 2024

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La fuerza de la mujer

Me ha parecido importante ,volver a insistir en el articulo de este domingo sobre LA MUJER.  Wendy Shalit en su libro titulado “Retorno al pudor”, comienza en la introducción citando a Havelock Ellis: “El pudor puede definirse provisionalmente como un temor casi instintivo que conduce al ocultamiento y que normalmente se centra en los procesos sexuales. Aunque es común en ambos sexos, es más peculiarmente femenino, de manera que casi podría considerarse como la principal característica secundaria psicosexual de las mujeres.”

Afirma George F. Will, Newsweek: “Retorno al pudor es una llamada a las mujeres para que ejerciten su poderosa capacidad de transformar la sociedad”.

Shalit utiliza una impresionante cantidad de aportaciones del pensamiento, junto con citas tomadas de las revistas femeninas, para proponer una vuelta al pudor: como ideal sexual, pero también como una estrategia para conseguir un placer mayor (…). Un estudio serio y, sin embargo, muy entretenido. Realiza una contribución impagable. Defiende de manera convincente que la revolución sexual no ha sido completamente beneficiosa para las mujeres ni para las hombres.

Ha puesto el dedo en la llaga en una sociedad con sobredosis de sexo. Shallit defiende convincentemente el sentido de la vergüenza, la privacidad, la caballerosidad y la importancia de la reticencia sexual.

James Arlas, afirma: Mientras que en la época victoriana el deseo sexual se disimulaba, en nuestro tiempo es agresivo hasta el punto de llegar a ser violento”. Y lo vemos todos los días en la TV, con la mal llamada violencia de género. Y yo me pregunto ¿Qué está pasando? 

No es ninguna casualidad que tanto los casos de acoso sexual como violaciones hayan aumentado desde que hemos tomado la decisión de dejar que todo esté a la vista. Una sociedad en guerra con el sentido del pudor es una sociedad hostil hacia las mujeres.

 Relata Shallit, en su libro, que, en un reportaje de julio de 1997, dos mujeres trataban de explicar por qué haber sido violadas había arruinado sus vidas. Describían la humillación que sintieron cuando dos jóvenes de 17 años sujetaron a sus novios a punta de pistola y les obligaron a contemplar cómo las violaban: contaban que cada día seguía siendo una lucha para ellas, que siguen viviendo con miedo. “Me robaron algo que no he podido recuperar nunca: me robaron mi autoestima, mi dignidad, y a la vez me destrozaron el corazón”, decía una de ellas.

Insisto, y vuelvo a preguntarme ¿Qué está pasando? No nos motivan ¡dignidad y corazón! Estas chicas pidieron que los dos violadores recibieran la máxima condena posible, teniendo en cuenta que el juez tenía la potestad de para fijar el tiempo de prisión entre doce años y medio y veinticinco años la juez les condenó a seis años de cárcel. Los violadores tenían un historial médico de depresiones, y se ve que eso es lo que uno hace cuando se siente deprimido.

“ligue”, “lío”, “rollito” o “tirarse a alguien” son expresiones que escuchamos a diario para referirse a tener relaciones sexuales. “Darse el lote” o “enrollarse”. Y en ese ambiente cualquier apego afectivo merece desprecio y recibirá lo que muchos jóvenes llaman atadura. Eliminada la capacidad para sentir vergüenza, no puede haber entrega; sólo podemos “ligar”, una expresión muy extraña. ¿De dónde ha salido esta expresión? Se pregunta Sahllit en su libro anteriormente citado.

Dice: “He buscado su origen por todas partes, pero no aparecía por ningún lado. Primero miré en la Biblia: no, allí no salía. Entonces busqué en el Dictionary of the English Language, de Samuel Johnson, pero tampoco estaba allí. Tras meses de esfuerzos, conseguí la referencia en la que se utilizaba esa expresión por primera vez: parece que fue en el libro de Nena y George O’Neil Matrimonio abierto (1972). Se habla de puntos de “conexión” y ¡Hasta la vista, amigo, que no has conseguido “ligar” con todos mis puntos de conexión! Nuestro panorama sexual está empapado del lenguaje de la traición incluso antes de ponernos en marcha. Con esta perspectiva, no es sorprendente que surjan tantas acusaciones de violación después de “líos” ocasionales. Las esperanzas románticas se ven sofocadas por todas partes mediante razonamientos que hace tiempo eran utilizados para justificar la infidelidad matrimonial.”

Si en otras épocas una mujer joven tenía que evitar a toda costa irse a vivir con alguien antes de casarse porque eso se entendía como una manifestación publica de no ser capaz de moderar su sexualidad , hoy en día tiene que evitar que se le note cualquier vestigio de romanticismo. Cita Shallit en su libro que en 1998, en el número de primavera, la revista para adolescentes YM incluía un test denominado “ la piscina del amor”. Según la revista, el objetivo deseable era que las respuestas al test situaran a la lectora en la parte de la piscina asociada con “ Zona de chapuzones: ¡ Vamos a pasarlo bien ¡ “, en la que podría encontrar muchos “ Mr. Aprovecha-el-momento”. En cambio, si eras demasiado romántica, al test situaría nadando en la parte profunda de la piscina, donde “tu intensidad podría asustar a un buen número de candidatos potenciales”. Una chica que obtuviera una puntuación muy alta en el test de romanticismo se ganaba el apelativo de “Soñadora ingenua”.


Si tienes cualquier tipo de sueños, se concluye que te engañas y que necesitas ser  reeducada. Vemos todos a nuestro alrededor tantas chicas que pasan la mitad de su tiempo acostándose con todo tipo de hombres, y muchas reconocen que tienen el corazón roto, y me pregunto, pero ¿quién les ha convencido de que tienen que comportarse así?

Durante los últimos cuarenta años, toda la discusión sobre el sexo se ha concentrado en torno a dos posturas básicas: o los hombres son malos y deberían parecerse más a las mujeres (Shallit la llama postura “ginocéntrica”), o las mujeres son malas y tienen que parecerse a los hombres, la postura que fue asumida primero por los impulsores de la revolución sexual, y adoptada después por muchos antifeministas. Después de estudiar el panorama de estos experimentos – desde la misoginia de la revolución sexual hasta la respuesta ginocéntrica, y vuelta a la misoginia, Shallit dice: “creo que es legitimo preguntar si no deberíamos dejar de intercambiarnos los papeles y de conseguir ser muy desgraciados en el proceso. Quizá estamos bien tal como somos.”

Parece que la revolución sexual ha fracasado principalmente porque ignoró las diferencias entre los sexos, específicamente la importancia del pudor femenino. Quizá el movimiento de liberación de la mujer haya sido un valiente intento en esa dirección, pero también fracasó por su resistencia a conceder importancia al pudor natural, y por sostener que todas las diferencias que se observan entre los sexos son el resultado de la opresión de la mujer. Por eso, todas las medidas para restablecer el orden, como las medidas contra el acoso sexual, han sido como poner una tirita sobre un miembro amputado.

El consenso actual entre los anti-feministas parte de que este tipo de legislación no ha funcionado, pero no han ofrecido nunca una propuesta positiva de cómo deberían relacionarse los sexos.  Así que estamos atrapados en un círculo vicioso, porque parece que los antifeministas de hoy en día quieren volver al apogeo del amor libre, que fue el origen de muchos de estos problemas y así se ha llegado a un punto muerto. Pero ¿por qué tenemos que pasarnos el resto de la historia de la humanidad repitiendo los mismos errores cuando podemos aprender de ellos? Se pregunta Shallit .


“El pudor es la manera de salir de ese circulo vicioso. Para las mujeres que están cansadas de que les digan que deben comportarse como los hombres o aguantarse como víctimas, el pudor propone una nueva alternativa. No solo estamos convencidas de que hay diferencias entre los sexos, sino que pensamos que estas diferencias pueden tener un sentido precioso, un sentido que no es un dato irrelevante sobre nuestra personalidad, sino un hecho que puede informar y guiar nuestras vidas. “Por eso nos enloquecen las obras y los ropajes del siglo diecinueve” (Shallit).

Anne Roiphe escribía en Fecundidad que cuando vio que su bebé era una niña se puso triste y pensó: “que Dios le ayude, es una mujer como yo”. Yo que tengo cinco hijos: dos mujeres y tres hijos nunca he pensado “¡ay!, ¡qué terrible y doloroso proceso tendrás que pasar para convertirte en mujer, que Dios te ayude!”.

¿Qué será de nuestros nietos con lo que vemos ocurre en muchos colegios con la ideología de genero?  ¿Está todo perdido? ¿Deberíamos rendirnos y arrojarnos en brazos del desánimo? Todo lo contrario. Shallit piensa que tenemos muchos motivos de optimismo. Debido al asalto contra la infancia que se produce hoy en día, debido a la intromisión de los educadores sexuales, y de los preservativos, y de las letras obscenas que padecen los niños desde que son  bien pequeños, o quizá debido a los padres que han abandonado a sus hijos, se atreve a predecir que el pudor sexual se convertirá en un ideal, porque es una manera de reafirmar nuestra inocencia. Es una manera de decir: Al menos cabe la posibilidad de que todo esto no sea culpa mía. Puede que la situación sea un desastre, pero es muy posible que no fuera yo quien lo causó , y lo que es más importante, tengo la posibilidad de empezar de nuevo mi propia vida

¿ Tendrán mis nietos la fortuna de que les permitan ser niños? ¿ Quién sabe? Desde luego, por intentarlo que no quede, y ya veremos qué sucede.

Edith Stein en su libro titulado “La mujer: su naturaleza y misión”, una de las obras más conocidas de ella en cuyo titulo se refleja todo su contenido, desea más que reivindicar derechos, aclarar el puesto de la mujer dentro del complejo social. Y hay en ella, como un grito profético: Una sociedad o estamento público o privado que prescinda de la mujer, está desperdiciando uno de los “valores” más seguros de que disponemos los humanos. La mujer, viva en el estado o profesión en la que viva, ha de saber realizar antes que nada su “feminidad”.

Nadie duda de que la mujer, como tema, sea hoy uno de los de mayor actualidad. Se la enfoca desde muy distintos ángulos; pero falta casi siempre una visión profunda que oriente de forma peculiar su educación y que la lleve luego a desarrollar todo su potencial de posibilidades en medio del mundo actual.

Edith Stein, pionera de una autentica teología feminista y pionera también de ese feminismo puro y claro que buscamos para nuestro hoy, supo mucho de marginaciones, unas veces por razones de sexo, otras por loas de raza, religión, etc. Pero supo aún más. Supo aunar a su condición de mujer sus dotes de pedagoga; y supo terminar amasándolo todo ello con una plena coherencia de vida que culminó en el martirio. Razones sobre razones para avalar el magisterio de su libro .

Su obra varia y abundante y su gran talento están representados por 17 volúmenes que hasta ahora han sido editados en alemán, lengua originaria de la autora y por otras obras sueltas. Falta mucho por editar. Muchas obras se perdieron en la segunda guerra mundial.

Los conceptos sobre la mujer, su misión, su identidad, su educación y formación, siempre serán actuales. Edith Stein, filósofa fenomenóloga, va siempre a la esencia de las cosas y de las personas. Las esencias no cambian. Algunos de los problemas de la mujer siguen siendo los mismos. Edith Stein es una de las pioneras en los estudios sobre la mujer y su formación.

Espero y deseo que esta gran escritora, gloria del sexo femenino, sea cada vez más conocida en nuestra patria.

Retorno al pudor” es un libro que vale la pena leer.

Y repito lo que en su portada aparece:

“LA FUERZA DE LA MUJER “

“Retorno al pudor es una llamada a las mujeres para que ejerciten su poderosa capacidad de transformar la sociedad”

( George F.Will, Newsweek)

Dicen los expertos en marketing que una idea que deseas transmitir por su importancia, debes repetirla cinco veces. Yo creo que con dos es suficiente.

Algunos amigos  me dicen con una vez es suficiente.

Y “La mujer: su naturaleza y misión”, también.

Buenas tardes, y repito otra vez: tengo la posibilidad de empezar de nuevo mi propia vida, desde luego, por intentarlo que no quede, y ya veremos qué sucede.

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